free falling

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Dedicado a ChicaAzul900 y lbbhftjalonso
































El asiento era cómodo, extraño para ser un columpio o tal vez no tanto cuando se trataba de uno cómodo, de esos que parecían lindas bancas; hasta con reposabrazos y respaldo. Ciertamente, se preguntaba que hacía ahí siendo las nueve de la noche, en un jardín de casa ajena, sobre aquella diversión de niño, bueno, quizá todas las dudas le fueron aclaradas en el momento que recordó que, Jos, era el responsable de todo. Siendo así, le pareció casi normal. Dicha situación podía ser considerada como su primera cita, pues los anteriores encuentros solo habían sido gracias a juegos, trampas del destino o simples casualidades. Si bien, la situación era distinta, pero las personas, no: Alonso nunca dejaba pasar ni una para poder molestar al ojimiel aunque, este, solo sufría ataques de ternura en vez de coraje (la mayoría de las veces).

-Así que... ¿finalmente me vas a contar que hace un columpio en tu jardín? -le preguntó, recargandose en el mismo, provocando que se meciera a penas un poco.

-No lo sé, nunca le he preguntado. Por ti, puedo hacerlo -bromeó malamente, (como siempre).

-Oh, Jos, no empieces a hacerte el tonto -le miró con ojos entrecerrados. Se sentía relajado, el mayor seguía dándole un leve impulso al columpio y prácticamente era un tipo de arrullo.

-De acuerdo, ya -rió bajito-. El columpio está aquí gracias a mi hermana. No tiene mucho, a penas y lo pusieron seis meses antes de que se fuera a Italia. Ella, al igual que yo, gozaba de estar al aire libre; solía estresarse con su anterior trabajo y estar aquí le hacía olvidarse de todo por un momento.

-Déjame ver sí entendí: ¿estamos en una cita clandestina en el jardín de tu casa sobre el columpio de tu hermana? -alzó una ceja con gesto divertido.

-No es clandestina. Mi mamá me ayudó a que fuera posible que tu abuela te dejará venir: le inventó que necesitaba que le ayudarás en algo y como tu abuela es capaz de todo por recuperar su amistad, pues... -se encogió de hombros.

-Es nuestra primera cita, pero en un tiempo extraño: un domingo por la noche, ¿en serio? Ni que ya no fueras a tener tiempo de verme -se rió, poniéndose de pie, dándose cuenta que, la expresión del pelinegro no indicaba gracia alguna.

-Uhm -balbuceó bajamente-, tiny sea, ven, vamos a recostarnos un rato en el pasto -le invitó conforme hacía la acción dicha.

-Y de repente perdiste la cabeza por completo; tú sabes el severo desprecio que le tengo a todo ambiente al aire libre -se acomodó el cabello, cruzando los brazos en posición firme.

-No opinabas lo mismo hace tan solo unos minutos cuando estábamos en el columpio -le sonrió con triunfo-. Incluso me enseñaste a bailar aquí afuera. Deja tu vanidad un rato y acompáñame -le estiró los brazos desde el suave pasto.

-Solo unos minutos -le advirtió antes de acercarsele. Sentándose con varias muecas sobre el pasto lleno de rocío.

-Lo prometo -dibujó una sonrisa para después jalarlo del brazo sin utilizar mucha fuerza, haciendo que Campderich se viera obligado a acostarse a su lado.

-¿Qué necesidad de hacer esto? -se quejó, descansando la cabeza en el pecho de Jos y diría que solo era una forma de cuidarse el cabello de la posible basura en el pasto, pero no, la sensación de estar así era agradable (bastante).

castle walls ♕ j. v.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora