sea's poison

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Se paseaba de un lado a otro y podría estarlo haciendo por un considerable tiempo pues no lo quedaba duda de que Fiorella había hecho realidad ese sueño de tener un jardín enorme; aunque el pobre no tuviera ni una sola rosa plantada, ni siquiera de esas pequeñas que crecen en racimos tan lindos. De hecho, no había rastro de flor alguna -a excepción de las nochebuenas- Jos no podía creer que ya estuvieran en la segunda semana de diciembre, era mentira decir que no estaba algo triste y, no me mal entiendas: Canela amaba esas fiestas porqué significaba absoluta convivencia con toda la familia, sí, toda, involucraba la visita de Fernanda, la joven ya no tardaría en llegar en esos días. Lo que tenía al chico sintiéndose algo decaído, es que enero se acercaba con gran rapidez, lo cuál era igual a perder a su pequeño mar por tres años. Tres años en ese país: ¿Y si se enamoraba de algún francés? No en vano aquel destino era considerado cómo el más romántico del mundo. Ya daba igual, no podía ir a asfixiar al menor con todos esos pensamientos inseguros, lo que más necesitaba el príncipe era apoyo, una energía que le permitiera saber que estaba en buen camino y, vaya que lo estaba aunque eso no evitaba que Jos siguiera maldiciendo a la vida por solo ponerlo un corto plazo con él. Bueno, si su destino era estar juntos; ya se estarían encontrando en un futuro. Canela quería para Alonso una mejor historia de amor que la de sus padres, y no era por ser egoísta, pero en el fondo sabía bien que quería que esa historia fuera con él. Tal vez no estaba tan equivocado.
Empezaba a preguntarse si estaba fumando muy rápido o si el ojiazul estaba tardando demasiado en ir hacia él; ya eran más de diez minutos desde que la empleada dijo ir a buscarlo, sin embargo, no aparecía, mientras él ya iba por la mitad de se segundo cigarrillo, sentando en una de las jardineras. Sabía que Alonso no gozaba de que tuviera ese pequeño vicio, pero no se podía resistir a la tentación que le daba. Pudo terminar ese segundo cigarrillo y mantener por unos instantes la goma de mascar sabor sandía en su boca antes de que viera al príncipe acercarse.

—Hey, pensé que no querías verme —dramatizó con expresión exagerada al tenerlo cerca.

—Lo siento, pero es que mi abuela está planeando toda su fiesta navideña y por alguna extraña razón ha solicitado mi ayuda. Nunca le ha importado mi opinión y ahora sí —resopló, reflexionando sus palabras—. Espera, creo saber por qué me incluyó esta vez.

—Entonces explicame porqué no entiendo —se encogió de hombros, esperaba que aquella goma de mascar hubiera hecho que ese aliento a tabaco desapareciera.

—Eres tan astuto para algunas cosas y tan iluso para otras —sonrió burlón por unos segundos, notando la ofensa en el rostro del pelinegro—. Igual, no te culpo, no conoces del todo bien a mi abuela. Yendo al punto: sé que hace de todo para mantenerme alejado de ti durante lo que me queda en el país. Eso de que haya aceptado una relación entre tú y yo es demasiado bueno para ser verdad. Minerva no es como tu mamá, ella no estaría de acuerdo con que su único nieto sea gay.

—Tú sabes que por más que trate de alejarnos no podrá. Ni te preocupes por esa dichosa fiesta: es hoy, ¿No? ¿Recuerdas que íbamos a hacer hoy por la noche? —se le acercó, dejándo que el ojiazul percibierá ese aliento a tabaco combinado con sandía artificial.

—Algo así... me hablaste de una fiesta que hace un amigo tuyo en el edificio que estuviste viviendo durante tus prácticas —terminó de hablar, entrecerrando los ojos; Canela supo que ya había detectado su consumo de cigarrillo.

—Así es —quiso continuar con el tema, esperando que no le reprochará—. Me reclamaste más de una vez por no llevarte a conocer el apartamento. Hoy lo harás. Por tu abuela ni te preocupes porqué aunque su aceptación sea fingida, tendrá que dejarte ir.

—Tú eres el que va a conducir por casi tres horas —se encogió de hombros—. Estuviste fumando, ¿cierto?

—Ya sabes que sí. No puedo negartelo —realizó una mueca, tratando de besarle alguna parte del rostro.

castle walls ♕ j. v.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora