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El príncipe llegó a la hora que acostumbraba, Bertha escuchó el abrir del ascensor a la misma hora de siempre, sin embargo, notó al ojiazul algo extraño, lo comprobó en cuánto el chico se negó a cenar pero no a quedarse escribiendo en el living; la nana entendió que no debía atosigarlo con preguntas, que lo mejor era dejarlo tener su momento a solas.
Alonso se desveló escribiendo en esa tablet con teclado inalambrico, pues siempre le fue más cómodo qué en una computadora. "Hoy te vi y no te pude hablar, sabemos que ya no es igual. Hoy, tal vez, yo tenga que entender que nunca te podré olvidar" fue el párrafo qué comenzó aquel texto dedicado al pelinegro, texto que lo llevó a quedarse dormido en un sofá, abrazando la pequeña tablet.
Así fue como Bertha lo encontró a la mañana siguiente; acurrucado en ese incómodo espacio, pero perfectamente dormido, antes de despertarle, la nana decidió ir por un café, para recibirlo con él en mano para cuando despertará.—Joven Alonso, despierte —uso ese mismo tono de voz que cuando el castaño iba tarde al Guillmore.
—Uhm... ¿Qué-qué hora es? —balbuceó con frente arrugada sin abrir los ojos. No era de sueño pesado.
—Más temprano de lo usual, pero si recuerdo bien, usted dijo que hoy saldría más temprano. Me dirigía a su habitación a verificar si ya había despertado y me lo vine a encontrar aquí.
—Me quedé escribiendo hasta tarde —abrió los ojos con calma, sentándose de la misma manera—. Me apena decírtelo, nana, pero no puedo tomar ese café ni nada más, el motivo de salir más temprano es que Itz y yo iremos a hacernos la prueba —comentó después de notar la bebida en manos de la mujer.
—Si eso es lo que pasa, no tiene por qué sentirse mal, pero desde anoche noté qué está mal por otra cosa: ¿Quiere contarme? Porqué es martes y no creo que lo que se desveló escribiendo sea el contenido de su columna —inquirió con ceja alzada.
—No todo lo que escribo lo publico; a veces solo lo hago para mí, para sanarme, para sacar todo lo que traigo dentro —se pasó una mano por el rostro—. Ayer, cuando salía del lugar dónde almorcé, me topé con Jos y a pesar de que sabía que él estaba viviendo acá, no estaba listo para volverlo a ver, creí que sí, pero no. Verlo me dejó muy mal porqué me trajó demasiados recuerdos... y sentimientos, así que me puse a escribir sobre eso.
—Usted no puede olvidarlo, ¿cierto? —le preguntó conforme Alonso la invitaba a sentarse a su lado.
—No. Nunca creo poder olvidarlo. Jos fue mi primer amor y por algo todo el mundo está de acuerdo en que el primer amor es imborrable. He estado tratando de odiarlo con todas mis fuerzas, pero simplemente no puedo, además el odio también es un sentimiento y eso es lo que menos quiero: sentir cosas por él, no importa si son positivas o negativas porqué, cualquiera de las dos aportará a que no me lo pueda sacar de la cabeza... ni del corazón.
—Yo creo que la manera en que todo terminó entre ustedes fue muy extraña. No quiero que se moleste por lo que voy a decirle, pero yo nunca he creído que el joven Jos lo haya podido dejar así, cuando más lo necesitaba: después de todo, él siempre estuvo a su lado en los peores momentos.
—No lo sé, nana. Por algo la vida siempre nos separa: el tiempo no se cansa de decirnos "quizás". Nunca escogimos el final... al menos yo no.
—Tal vez la respuesta está en cómo lo trató ayer: ¿Qué pasó?
—Me pareció que él quería hablar, mas yo no se lo permití, el dolor me ganó y fingí hasta no conocerlo —dijo con cierto arrepentimiento, tapándose el rostro por unos instantes—. Lo traté cómo a un completo extraño —se descubrió la cara—, sin embargo, no lo he dejado de amar. No puedo dejar de preguntarme: ¿Qué hubiera sido de nosotros?
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castle walls ♕ j. v.
FanfictionTodos piensan que lo tengo todo, pero es tan vacío vivir detrás de los muros de este castillo. -Fuiste directo a mi corazón y me sacaste de la oscuridad. • Obra inspirada en Blair Waldorf y Ámbar Smith. Esta historia contiene situaciones y comporta...