journey to fairytale

1.5K 192 221
                                    

Febrero fue el mes elegido para que la pareja comenzará con los planes de boda. Ninguno de los quería algo inmenso dónde estuvieran presentes personas con las que no compartían más que un simple saludo de cortesía o algunas juntas en sus respectivos puestos de trabajo; el príncipe y el psicólogo buscaron que, en aquel día tan especial, solo los acompañarán aquellos que realmente ocupaban un gran espacio en su corazón, esos que siempre habían estado ahí para demostrarles su apoyo y animarlos en más de una ocasión a dejar el orgullo de lado y luchar por ese amor tan fuerte. Por supuesto que esas personas eran la familia Canela, Bertha y los amigos de cada uno, a la celebración no le quedaba mejor nombre que "reunión íntima".

Del segundo mes del año, hasta junio, se planificaron las cosas y sí, tal vez era demasiado tiempo para algo tan reservado, pero es que una cosa era eso y otra muy diferente lo especial que lo querían hacer: Jos no descansó hasta tener la certeza de que, su pequeño mar, recordaría dicho día por el resto de su vida, quería dejarle un buen sabor de boca respecto al tema después de haberle temido al matrimonio desde que tenía memoria.

Se decidió que la tercera semana de junio sería la elegida para la boda, específicamente en domingo pues la pareja recordaba con gusto tal día de la semana al haberse conocido en él. Hubieran querido casarse en agosto, pero la cláusula acerca de tener que casarse antes de que Dalary cumpliera el año, no lo facilitaba. Igual y eso pasaba a segundo término cuando lo que los tenía en el cielo era el hecho de estar a punto de unirse formalmente.

Era sábado por la mañana, estaban a un día de la fecha tan esperada, no sabían cómo explicarlo más allá de la felicidad y la conmoción. Eran las ocho de la mañana y Alonso se sorprendió al despertar solo; a pesar de que también trabajaban en sábado, decidieron tomarse vacaciones desde dicho día, después de todo, la boda también indicaba una luna de miel.
El príncipe se mantuvo observando el techo por unos segundos, tratando de salir de ese estado adormilado hasta que encontró la motivación de levantarse de la cama y prepararse para un nuevo día (el ojiazul no acostumbraba fachas ni un sábado por la mañana, la vanidad era mucho más fuerte que él). Alrededor de quince minutos después, bajó al living del penthouse, encontrándose a Canela bastante concentrado en una pintura nueva porque sí, Jos se las había ingeniado para que el príncipe accediera a dejarlo pintar en el apartamento. Alonso detestaba la idea de manchas de pintura por ahí, pero el psicólogo juró no provocar ningún desastre y Villalpando no se pudo negar si sabía la pasión que tenía al momento de darle vida a un lienzo en blanco.

—Hey, qué temprano te despertaste. He de decir que estoy bastante sorprendido —le habló el castaño conforme se le acercaba.

—Buenos días —respondió el sonriente ojimiel, mirándole por unos segundos, devolviendo la concentración al lienzo.

—Pensé qué hoy iba a ser día de descanso —dijo en baja protesta, besándole la mejilla cuando estuvo a su lado.

—Sí, bueno, digamos que estoy bastante inquieto, me levanté temprano y con ganas —respondió sin dejar de dar unas cuantas pinceladas.

—¿Con ganas? —el ojiazul agregó algo de sorna.

Canela rió al captar sus propias palabras—. Con ganas de pintar —corrigió, mirándole.

—Entendido, pero ya, dime "buenos días" —dibujó un pequeño puchero.

—Pero sí fue lo primero que te dije —soltó el pincel, alejándose del lienzo, logrando que el castaño notará las pequeñas manchas de pintura sobre aquella vieja camiseta gris; de esas que solía usar al pintar.

—No me lo dijiste como se debe —insistió.

—Buenos días, mi amor —le complació, tomándole las mejillas con el fin de darle un casto y sonoro beso.

castle walls ♕ j. v.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora