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Dedicado a _Vxldez y jalonsoftfreddy
































Aquel hombre ya era algo mayor de edad, pero era de esos señores que solían ser muy amables y, hasta cierto punto, adorables; como ese estereotipo ideal de abuelo. El doctor Hugues había sido el responsable de llevar el embarazo de la chica (bueno, desde que había llegado a Manhattan). No estaba feliz de darle ese informe al príncipe y al psicólogo, pero era su deber como médico, nunca estuvo de acuerdo en que Itzitery callará el alto riesgo de su gestación, pero su ética como profesional lo arrinconó a respetar la decisión de la paciente. Siendo así, Hugues, había terminado por ser el portador de las malas noticias y es que con tantos años al servicio se podría esperar que ya estuviera acostumbrado a decir cosas devastadoras, pero la verdad era que no lo estaba, aquel corazón puro y esa alma noble nunca se pudieron adaptar al hecho de comunicar tragedias que hirieran a los familiares de las personas a su cuidado.

—Ustedes deben de ser los familiares de la señorita Quivera —los miró con atención, tomando de a poco en poco valor para hablarles claro.

—Sí, yo soy su primo —respondió rápidamente el ojiazul como producto de sus crecientes nervios gracias a la desesperación.

—Somos toda la familia que tiene —se unió Bertha, llegando de repente entre tanto se colocaba al lado del castaño.

—¿Cómo está? ¿Y el bebé? —se animó a preguntar Canela al saber lo alterados que estaban su novio y la nana.

—Ella... bueno —pausó por unos momentos, ajustándose los lentes—, los dos están vivos, pero solo uno sobrevivirá: esperábamos que solo saliera uno vivo del parto, pero ambos lo lograron.

—¿Puede ser más franco? Por favor —pidió el príncipe en un murmuro, parpadeaba constantemente, una parte de él no quería procesar las palabras del doctor.

—Cuando Itzitery vino a mí, contaba con seis meses de embarazo; la joven ya tenía unos antecedentes de sus doctores anteriores en los que se le informaba el alto riesgo de su embarazo. Esta condición, en su caso, se debe a la genética: ella me confirmó que su madre había pasado por lo mismo —suspiró pesadamente.

—Pero ella nunca nos lo dijo —respingó Bertha.

—La señorita no quería que lo supieran, ella quería que la tratarán bien, que la cuidarán, pero en un rango normal. No deseaba la sobreprotección o lástima por su estado.

—Usted debió de haberlo comunicado, estaba sosteniendo la vida de dos personas —gruñó el ojiazul con suma molestia reflejada en su expresión.

—Alonso, no podía hacer eso, fue la decisión de Itz y, como médico, tuvo que respetarla —intervinó el pelinegro.

—Así es —aceptó el doctor—. La joven me dijo que, por supuesto iba a preferir la vida del bebé. Al final, sobrevivió, pero está  muy delicada —trató de ya no atrasar la fuerte noticia.

—Pero ella puede salir adelante, ¿cierto? Ese bebé la necesita —el príncipe sintió un gran nudo en la garganta.

—No puedo mentirles —negó un poco, envuelto en la pena de ver a Villalpando así; detestaba aquella parte de su trabajo, sobre todo porqué el área de maternidad debería de estar llena de sonrisas y alegrías por ser la responsable de traer nuevas gotas de luz a la vida—. La señorita Quivera, difícilmente, pasará la noche.

castle walls ♕ j. v.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora