castle walls ♕ j. v.

hanging on each other

Dedicado a jalonsoxruggarol

Alan y Freddy se mantenían entretenidos en una charla trivial con chistes de intermedio, los tragos que se estaban sirviendo en la reunión, jugaban el papel de acompañamiento perfecto. Se estaban haciendo a la idea de que se irían de la mansión Canela sin ver a su mejor amigo volver a la misma: "Es obvio que Alonso también quería pasar un rato con él" le comentó el rizado a su primo; "Están locos el uno por el otro, ¿a caso te sorprende?" contestó con una leve risa seguida de una negación. A pocos segundos de haber mencionado aquello, fueron espectadores del pelinegro entrando al living de la residencia, dirigiéndose al mini-bar de la familia. Oh oh... algo había salido terriblemente mal y Alan y Freddy lo supieron en el momento que lo observaron bebiendo copa tras copa de whisky, cómo sí de simple agua se tratará.

—¿Qué demonios pasó contigo? Vas a acabar con todas las botellas de la mansión —respingó el rizado a espaldas de un despistado ojimiel.

—Necesito un momento a solas, como buenos amigos, ¿pueden entender eso? —le respondió a Alan, quién permanecía a su lado con los codos sobre la delgada y elegante barra del mini-bar.

—Hermano, trabajaste duro con el fin de que la reunión fuera perfecta para tu mamá, ¿se la vas a echar a perder embriagandote? —le reprendió el moreno.

—Tienes toda la razón. Mi mamá no va a pagar las consecuencias de mis estúpideces; de mi cobardía —les miró con una sonrisa que se reía de su propio dolor, los primos ya tenían por seguro que algo había pasado y era aún mas obvio que ese "algo" había sido con el pequeño ojiazul, pero ¿qué? Aquellas palabras expulsadas por Canela, solo los hicieron divagar en más teorías—. Me dedico a arruinar todo, no quiero decepcionar a otra persona esta noche, mucho menos a mi mamá. Me largo a beber a mi habitación —se levantó, tratando de ser discreto (aunque cargar con la botella de líquido color ámbar no ayudaba mucho).

Jos no era un buen amigo del alcohol, de hecho, tenía un mal pasado con él, pasado que estaba lleno de terribles recuerdos. Sin embargo, tuvo la insensatez de creer que aquella noche el único que lo podía comprender era él. Quedó claro en el momento que la botella estuvo a un trago más de quedar vacía.
Con ayuda de aquel whisky y el deseo más profundo de su corazón (y cuerpo) de alguna forma pudo encontrar los rasgos de Alonso en el insípido de Gabriel Fermosel.
Fue ahí cuando el gran anhelo de su interior le hizo acostarse con el chico de ojos grises. Entonces, cuando la realidad lo tocó, supo que solo había aumentado su error al doble: se encontró ahí, en su habitación, en medio de la cama, entre el ropaje revuelto de la misma, con Gabriel a su lado, tan desnudo y agitado como él. Canela, sabía bien que ese acostón con el grisáceo podría terminar de romper el vínculo -que tanto le costó- crear con Tiny sea. Y es que una cosa había sido revolcarse con Fermosel: hacerlo a tan solo tres horas después de haber rechazado al ojiazul, lo volvía una completa mierda. A la situación, pero sobre todo a él.

—¡Eres un pendejo, Jos, un total pendejo! ¡¿Cómo lo fuiste a rechazar?! ¡Pendejo! Me vienes jodiendo desde que lo conociste, hablándome las mil y un maravillas de él, ¿para qué? ¡Para rechazarlo! —le gritoneaba Freddy en el mismo sitio de la desgracia: el alcoba del ojimiel. Poco le importaba al rizado que alguien más en la mansión escuchará aquello.

—Freddy, de nada sirve que le reproches lo obvio. Lo correcto es decir que fue un maldito cobarde: ¿hacerle pensar que le tienes lastima? Por Dios, Jos, ¿qué tenías en la cabeza? —prosiguió Alan, uniéndose a los reclamos de su primo.