almost but not almost

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Había corrido el resto de octubre, lo mismo pasó con noviembre y una semana de diciembre: Alonso estaba a una semana más de terminar la universidad y el solo hecho de pensarlo le era irreal, todo transcurrió tan rápido que lo creía imposible, hasta pensaba que era uno de esos sueños demasiado reales, esos en los que realmente creías en lo que estaba pasando. La verdad era que no se trataba de un sueño o una alucinación, prácticamente los tres años habían transcurrido, ya contaba con veinte años y todo simplemente era como... wow. Ya ni hablar de que, dos de esos tres años, los había gastado no solo en la ESLSCA si no también inmiscuido en todo asunto de Rose Ville que le fuera posible.
Todo ese tiempo transcurrió tan velozmente que le parecía una mala broma de la vida que, ese último tramo de la universidad estuviera avanzando de una manera torturosamente lenta. Quizá esos últimos días se le estaban yendo con mayor lentitud gracias a la ansiedad latente; ya no soportaba el seguir alejado de Bryan, Jay, Bertha y, por supuesto, de Jos: bueno, nadie lo había obligado a irse a estudiar a París... espera, sí lo hicieron. Ah, Minerva y Samuel, estaban cerca de pagar todo el dolor que le hicieron vivir durante todo ese tiempo; un gran sentimiento de venganza se había albergado en el corazón del príncipe desde hacía tres años y, bien, tenía que ser lo suficientemente inteligente para no dejarse consumir por él y terminar hundido en odio, la ayuda de las personas que le habían iluminado el camino durante esos años sería fundamental, ojalá que también suficiente.

Eran alrededor de las siete de la noche cuando el príncipe caminaba por las áreas verdes de la ESLSCA con el celular en mano, esperando que ese pitido de llamada del otro lado de la línea fuera remplazado por la voz de alguien: por favor, era más de medio día en México y nadie le contestaba en la bendita mansión. Resopló al llamar por tercera vez, si no atendían, su abuela y padre bien se podían ir al carajo con la información respecto a los detalles de su acto académico y fiesta de graduación; al fin que a él no le interesaba tenerlos presentes, ellos eran los que querían asistir para regocijarse en la arrogancia de presumir que su querido heredero se había graduado con honores en una de las mejores universidades de Europa.

—Mansión Campderich, diga —escuchó la dulce voz de Bertha del otro lado.

—¡Gracias al cielo, nana! Pensé que se habían mudado —respondió irritado.

—¡Joven Alonso! —la escuchó exclamar con clara emoción—. Hacía tiempo que no escuchaba su voz, qué gusto tener noticias de usted —sonrió de la forma amplia que Alonso pudo imaginar a la perfección.

—Lo sé, pero no es porqué no quiera si no qué no me gusta llamarte tan seguido por temor a que mi abuela te llame la atención por estar usando el celular en horas de trabajo; la diferencia de horario no nos ayuda mucho —dibujó una leve mueca.

—Lo entiendo, tranquilo.

—Hablando de la abuela, no está, ¿cierto? Porqué si estuviera no me estarías hablando tanto —rió un poco.

—En efecto, no se encuentra. La señora salió a resolver algunos asuntos del banco.

—Procurando su precioso dinero, cómo siempre. Desde que tomé la herencia de mamá resguarda con su vida la fortuna Campderich —dijo con marcado recelo—. Como sea, llamaba para avisarle de todo el asunto de mi graduación, pero no me atendió el celular, pensé que tal vez lo tenía descargado así que llamé a la mansión.

—Yo me encontraba en el jardín, me pareció escuchar el teléfono, pero lo ignore al creér que era un efecto de mi imaginación —aclaró—. Justo estoy observando el celular de la señora en un sofá del living, es por eso que no le atendió.

—Solo porqué no quiero levantar sospechas si no los dejaba fuera del evento; yo quisiera que estuvieran presentes otras personas cómo Jos... y tú —sonrió—. Lamentablemente, eso no es posible —Bertha lo escuchó lanzar al aire un suspiro de anhelo—. En fin, dile que llamé para hablarle sobre la graduación y que me contacte en cuánto pueda.

castle walls ♕ j. v.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora