Todos piensan que lo tengo todo, pero es tan vacío vivir detrás de los muros de este castillo.
-Fuiste directo a mi corazón y me sacaste de la oscuridad.
• Obra inspirada en Blair Waldorf y Ámbar Smith.
Esta historia contiene situaciones y comporta...
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Itzitery llegó a sentir a penas un ápice de recelo hacia Canela, todavía le costaba creér que había sido tan cruel después de todo lo que le había contado Alonso en París y aun más, si su padre lo había dejado a cargo de su legado de centros era porqué realmente estaba seguro de que era un buen hombre, Santiago Quivera nunca fue tonto. "Es grato por fin conocerte. Tu padre siempre me habló de ti" le dijo el ojimiel a unos segundos de haber descubierto quien era la castaña. "Sí, lo mismo digo. Qué pena pero recordé que tengo un compromiso, nos vemos después" le respondió rápidamente antes de adentrarse al ascensor, dejando al pelinegro bastante desconcertado. Itz necesitaba aclarar la perspectiva que tenía de Jos, solo después de eso tendrían una buena charla con el fin de verificar que era apto para manejar la herencia que su padre le dejó.
—No quiero sonar antipático: pero no puedo creér qué todo me lleve a él, hasta tú —comentó el ojiazul mientras esperaban en la recepción de ese laboratorio.
—Tranquilo, Alon, la verdad sí es muy loco. Mejor pensemoslo cómo algo que nos unía desde hacía un tiempo —sonrió, jugando con el cabello ante la ansiedad del resultado de la prueba. Parecían tardar mucho y eso que ya eran las ocho de la noche; se les había dicho que podían pasar por los resultados después de las seis.
Justo a tiempo, una señora de cabello oscuro, apareció, sosteniendo el sobre que contenía la respuesta a todas sus dudas; la mujer se lo entregó al príncipe, sin embargo, no se retiró pues de vez en cuando las personas tenían dudas acerca de los resultados.
Alonso abrió el sobre y leyó toda la hoja con detenimiento, pero al final, solo contrario las cejas... el resultado no fue muy concreto.
—¿Por qué callas? ¿Qué dice? ¿Es positivo o negativo? —lo agobio en cuestionamientos mientras le jalaba la manga del suéter cómo una niña.
—Es que no entiendo... es cómo positivo. Es positivo —afirmo e Itz estuvo a punto de gritar de alegría si no fuera por la expresión confunsa del ojiazul—. Dice que solo compartimos un 12.5 % de genes —aclaró; definitivamente no eran hermanos— ¿Qué significa eso? —miró a la mujer del laboratorio.
—Es el porcentaje de genes que suelen compartir los primos hermanos —contestó en un tono neutral.
—Oh... ya entiendo. Gracias —le dijo Villalpando aún pensativo, poniéndose de pie de ese sofá en la sala de espera.
—¿Primos hermanos? ¿Qué quiere decir eso? —le preguntó la ojiverde en cuánto la mujer se retiró, imitando al príncipe al ponerse de pie.
