Capítulo 26

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El escándalo de Christina en el aula ya había pasado luego de un par de semanas y que se dieran cuenta que ella no era como ellos creían, era a su modo, diferente; había también un rumor de que ella era francesa, por su apellido, aunque no me constaba eso. Ni habíamos querido hablar con ella de eso, ella ya debería saber, pero no lo discutimos en ningún momento.

Había escuchado a otros hablar en términos sexuales de ella, cuán grandes eran sus pechos, que era alta y debía tener un cuerpo escultural, un montón de cosas desagradables.

Y yo podía no conocerla bien, pero estaba seguro de que alguien como ella no se acostaría jamás con ellos.

Había otro grupo de personas quienes le tenían miedo, por ser la persona más alta de la institución.

Pero la verdad era que para nosotros, para nuestro grupo, o al menos para mí, ella se había vuelto alguien más en quién depositar mi confianza, incluso intercambiamos números y en las madrugadas de insomnio, hablábamos; con ella, cualquier tema de conversación era válido.

Aunque creía que la que más rápido se había encariñado con ella era Sunday, se le hacía divertido treparse en la espalda de la pelinegra, como una sanguijuela. Era gracioso.

Christina, definitivamente no era una mala persona.

Aunque no me había atrevido a preguntar nuevamente la razón de su "acoso".

Claro que esperar un mes ya debería ser un tiempo prudencial, sin embargo, no me atrevía, lo haría cuando sintiera que fuera el momento correcto.

. . .

Por otro lado, iba a cumplir dos meses de relación con Alexis. Por las clases, cuando cumplimos nuestro primer mes como novios no pudimos hacer prácticamente nada; así que tal vez esperaba que esta ocasión fuera distinta.

Sí, cosas como esa eran las que en verdad me hacían levantar el ánimo.

Tenía las ilusiones por las nubes, quería despertar esa mañana y que todo el día sólo estuviéramos juntos, lo quería a él.

Pero realmente no pasó como lo pensé, yo ya estaba despierto y él no; así que esperé a que lo hiciera y él, luego se despertó con una sonrisa.

— Buenos días. — Me dedicó.

— Buenos días. — Le contesté.

Esperaba que agregara algo más, cosa que no hizo; pensé que quizás yo debería tomar la iniciativa. Pero no pude.

— ¿Qué quieres desayunar? — Inquirió.

— Cualquier cosa. — Agregué.

Estaba algo decepcionado.

¿Y si lo olvidó?

No, no podía hacerlo. ¿Verdad?

— ¡Oh, es cierto! — Exclamó, provocando que le mirada, expectante, pensé que era el momento, pero... no. — ¡Tengo algo que darte!

Y se levantó, buscó entre sus cosas y regresó con una pequeña caja.

Me emocioné un poco, aunque al abrirla sólo hallé una copia de la llave de la entrada de la casa.

— Gracias. — Susurré algo cabizbajo. No era lo que esperaba.

El desayuno fue simple y deprimente, no hablamos.

Me sentía mal, porque yo sí quería hablarle, pero era incapaz de tomar la iniciativa en esos momentos, lo esperaba a él.

Más tarde llegó James; nos dijo que quería que lo acompañáramos a una exposición de fotografía; no me llamaba la atención, pero, Alexis dijo que fuera y me divirtiera, que él tenía cosas que arreglar.

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