Capítulo 31

599 40 49
                                        

     Volvimos a estar en la misma situación después de todo, volvimos al inicio en donde en mi cama reposaba un chico triste y desamparado, cuyo corazón probablemente había sido nuevamente roto.

     Su muñeca estaba conectada a un gotero, mientras él dormitaba, deprimido, sobre las albinas sábanas.

     Aun así, me permitía estar a su lado y tomar su delicada mano en las noches.

     Y agradecí que no me hubiese dejado solo.

     Sabía que su estado podría recuperarse, que nuevamente sería un Jordan sano. Pero temía por sus ánimos, tan frágiles, cambiantes... era demasiado para mí. Si volvía a hacer algo como eso, no sabía si yo llegaría a soportarlo.

    Las clases eran aburridas, las burlas no cesaban, aunque eran menos constantes, la falta de la presencia del joven a mi lado era fatal, pero, si iba a estudiar en su estado, todo lo que lograría sería más burlas y miradas grotescas, de personas asquerosas.

     Pero, aunque para mí fuese difícil, sabía que para él resultaba peor, aunque agradecí que las semanas restantes de Octubre restaran para que su herida cicatrizara.

     Su cumpleaños, el seis de noviembre, lo tuve bastante en cuenta, aunque sabía que para él la fecha era irrelevante; le deseé un feliz cumpleaños, junto a mi tía le dimos un bonito pastel y regalos, ropa, principalmente. Él, aunque triste y seco, agradeció. Ahora tenía diecisiete años.

     Y nuevamente, como cada día, me encargué de intentar elevar un poco su ánimo, con alguna charla ocasional, un abrazo cuando hiciera falta y cuando se trataba de Alexis, una distracción. Aunque, el de iris esmeralda ya no asistía con frecuencia a clases tampoco.

     No obstante, mis esfuerzos parecieron dar frutos nuevamente, Jordan parecía pronto ya hallarse mejor emocionalmente; pudimos celebrar la Navidad y el año nuevo con normalidad, una que otra risa y un avance en sus emociones.

     Tanto así, que nuestras noches juntos también evolucionaron; me permitió entonces abrazarle.

     No hubo más intentos de suicidio, no más llanto, no más depresión.

     Y sentí que lo logré, que había desviado todo y lo había vuelto a ordenar a mi favor, cuando sentí que mientras estábamos en clases ya no miraba a Alexis, ya no prestaba atención a él, sino me hablaba y me miraba a mí.

     Para Enero, pude decir, que ya le había hecho sonreír al menos treinta veces.

     Sus calificaciones siguieron siendo de las mejores, manteniéndose en el segundo puesto académico, luego de mí.

     Y a pesar de todo, aunque no lo pareciera, yo también vigilaba a Alexis y he de admitir que me sorprendió ver la baja de sus calificaciones. No obstante, no era mi problema.

~❀~

     El castaño vestía de traje, portaba un gorro de graduación y yo estaba a su lado, viendo cómo los demás se levantaban y a la mención de su nombre, iban a recibir su diploma y dedicar algunas palabras.

     Sí, era nuestra graduación.

     Las personas seguían pasando, hasta que fue nuestro turno, a la mención de los mejores alumnos.

     Primero, en el primer lugar, me llamaron a mí. En el segundo, a Jordan; y por último, en el tercer lugar llamaron a una chica.

     Recibimos diplomas enmarcados y medallas.

     Frente a todos, nos dieron las felicitaciones y un discurso en nuestro nombre. Luego fue nuestro turno de dedicar unas palabras.

     Aunque no dije mucho, sabía que mi tía estaba entre las personas allí presentes. Así que le agradecí, aunque no fuese ella quien había pagado mi colegiatura. Jordan no dijo mucho tampoco, pero, al fin y al cabo no había mucho que agregar a su lastimero recorrido por la preparatoria.

AnquilosisDonde viven las historias. Descúbrelo ahora