Capítulo 36

460 36 32
                                    

Dude, ¿pueden creer que esto está escrito desde diciembre del año pasado? Jaja, he tardado mucho, lo siento. Nuevamente estaré (o trataré de estar) actualizando cada 15 días, es decir, los 15 y los 30, como lo hacía al principio. Quizá está algo corto, pero el siguiente es enorme, jaja. Disfruten de la lectura, los quiero.

---


~ JORDAN ~

Seis de Noviembre, dieciocho años. Una amenaza que apuñala mis vísceras en el exacto momento en el que mis ojos fueron abiertos en la mañana. Diez años, ¡diez años con la silla de ruedas! Diez años de la más maravillosa estancia en un hospital y más de doce desde la primera vez que interactué con quien ahora era mi pareja.

No alcancé ni siquiera a acostumbrar mi vista al refulgente brillo del sol que entraba violento por la ventana cuando sus manos ya yacían en mis mejillas y un beso húmedo y extenso tuvo lugar.

Nos enredamos entre las sábanas y ninguno de los dos dijo nada entre los varios minutos en los que estuvimos compartiendo cándidos besos.

—¡Feliz cumpleaños, mi amor! —Casi grita, llenando mi rostro de besos, sin dejar una zona sin la atención de sus dulces labios.

—Gracias —Murmuré avergonzado.

—Te amo. ¡Estoy feliz! Ah, quiero... quiero hacer tantas cosas hoy... ¡debemos empacar nuestras maletas y... ah! Voy a darte un pastel y todo lo que quieras.

Él parecía incluso más emocionado que yo, sus dorados iris brillaban con intensidad y el agarre de sus brazos era fuerte.

—Tranquilo... —Susurré, riendo bajo.

—Es que... no puedo evitarlo, estoy demasiado feliz. Quiero que también tú lo estés —Sus dedos, acariciando gentilmente, se apoderaron de mis mejillas.

—Hacía mucho no me levantaba mínimamente feliz en mi cumpleaños. ¿Ya me salió una arruga? ¿Una cana? —Bromeé—. ¿Se me cayó ya una pierna?

—Ah, vamos directo a la tumba, yo quizá ya soy un espanto —Rio.

—¡Pero si eres la fuente de la belleza! ¡Cada día eres más atractivo! —Me quejé.

—Tú eres cada día más bonito. Cada día me enamoro más de ti. Yo no soy nada a tu lado.

Sonreí con vergüenza y me oculté en su pecho, emocionado, sí, aunque quizá él me ganaba a mí.

—Ya puedo salir legalmente del país, ¿no es así? —Inquirí.

—Por eso, hoy nos vamos —Afirmó—. Para esto era que tenía que sacar todos tus documentos algo antes de tiempo, para que todo estuviese listo y así saliéramos. ¿Has viajado en avión? —Negué—. Vamos a ir en la parte bonita del avión así que no será una mala experiencia —Rio de nuevo.

Percibí sus latidos acelerados y su respiración agitada.

No podía procesar bien sus palabras, pero, estaba emocionado.

—Quiero decirle a mis padres. Quiero que te conozcan y sepan que iré contigo —Murmuré abrazándole con fuerza.

—Vamos, entonces, mi precioso cumpleañero. ¿Nos bañamos juntos?

Me aparté de su cuerpo para ver su rostro y comprobar si había oído bien, estaba estupefacto. Jamás creí que fuera él quien pidiera aquello. Y asentí, con excesivo frenetismo, atacando sus labios y mordiéndolos.

La mañana fue exquisita. Tuve un pastel de cumpleaños. Hacía un par de años jamás lo hubiese creído. Pero, Christian me daba ahora todo.

Tras esos casi once meses de relación, había aprendido a enamorarme verdaderamente de él. Él hizo que yo me aceptara y de esa manera, mis sentimientos eran gratos, la sensación era fantástica. Y en ningún momento llegué a sentirme herido por él. Aprendí a confiar nuevamente y de la manera correcta. Era feliz.

AnquilosisDonde viven las historias. Descúbrelo ahora