Anquilosis

Capítulo 34

[Buenas, aquí, lo mismo del capítulo anterior, lo publico hoy pero lo corrijo después. Se acerca un momento interesante, je, je, casi al final del capítulo hay una parte que me gusta en especial. Perdonen los errores, gracias por las 8K lecturas.]

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Una vez abrí la puerta de la casa, sentí unos delgados brazos al rededor de mi cadera y al bajar la mirada, sonreí el verle a él. Jordan me abrazaba.

Cerré la puerta a mis espaldas y él me soltó, elevando la mirada; me acuclillé y sonreí, como si nada hubiese ocurrido.

— ¿Por qué no llegabas? — Exigió saber, mirándome con las mejillas infladas. — Son las dos de la mañana.

Reí, vagamente recordando la imagen de ama de casa que daban los programas de televisión, en donde ella esperaba a su esposo hasta la madrugada, peguntándole en dónde estaba. Quise bromear con él y revolví sus cabellos.

— Me tomó más tiempo de lo que creí.

— ¿Con quién estabas?

— Con Alexis.

— Me dijiste que sólo ibas a recogerlo...

— Me acosté con él. — Solté, intentando no reír.

Jordan se cubrió la boca y me miró con enojo, se cruzó luego de brazos y jadeó.

— No... — Murmuró. Sus labios temblaron y me alarmé al ver las lágrimas en sus mejillas.

— ¡No, no! Mi bebé, no llores. — Me lancé a abrazarlo y llenarlo de besos. — Era una broma, no haría jamás algo así...

— Qué malo... — Chilló, intentando alejarme.

— ¿Soy malo? — Bajé la voz, poniendo una expresión triste.

— No, no, no... no lo eres... — Él me abrazó. — Eres la mejor persona del mundo.

Pronto, pasos ajenos de acercaron a nosotros. Nos separamos y vi a mi tía, frotando sus ojos.

— Chris, ¿qué haces llegando ahora? ¿En dónde estabas?

— Lo siento, tía Eve... en la tarde lo explicaré con calma, vuelve a dormir, por favor.

Ella asintió bostezando y sin mucho más, volvió a su habitación.

Me encargué de llevar a Jordan a nuestra habitación y una vez allí, nos pusimos el pijama y fuimos a dormir, luego de un beso de buenas noches.

Agradecí que Jordan no se interesara por Alexis.

. . .

— Jordan. — Llamé, acariciando su mejilla. Él estaba sentado sobre mi regazo, mirándome divertido. Quizá soné demasiado serio y entonces su expresión cambió. — ¿Podemos hablar?

Pareció asustarse y puso sus manos al rededor de mí, abrazándome.

— ¿Es algo malo? — Inquirió, bajando la voz.

— No sé, todo depende de cómo lo tomes tú, pero antes... quiero que respondas algo...

— ¿Qué es?

— Si... si en realidad Alexis no hubiese tenido la intención de dañarte por su voluntad, ¿lo querrías más que a mí?

Se separó de mí y me miró aterrorizado, temblaba y sus ojos se veían inquietos, estaba nervioso.

— ¿Qué intentas decir?

Su pregunta sonó baja, temerosa, inclusive pude notar dolor en ella.