Capítulo 29

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Hola, chicxs. (?) No he muerto. Y discúlpenme por la actualización tardía, jamás me demoré tanto en actualizar y realmente lo siento, no era mi intención, pero me deprimí por perder mis correcciones del disco duro del pc que tenía y este capítulo no me convencía (convence) demasiado, así que... dudaba en publicarlo a pesar de que estaba escrito desde octubre del año anterior.

Mil disculpas, espero que sea de su agrado, gracias por leerme. ♥

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~ CHRISTIAN ~

He de admitir que dudé un poco al dejar a Jordan solo en la habitación, pero, él mismo había dicho que no podía moverse y tenía que confiar en él. Todo el rato evidencié en él una profunda tristeza, cosa que en verdad me dolió y sentí miedo, porque a pesar de admirar su fortaleza, sabía que con sólo eso que había ocurrido, él sería capaz de hacer todo un desastre.

Lo conocía, más de lo que cualquiera creería y podría hablar horas acerca de él. Y lo hacía, le hablé a mi tía de él en varias ocasiones. Ella... era en sí todo lo que yo tenía, así que, escucharme, para mí, era bastante bueno de su parte. No digo que mis padres estén muertos; viven, pero... sólo tengo verdadero aprecio por mi padre y la única que yace a mi lado es mi tía.

Y Jordan, él era todo lo que yo quería conseguir, mi objetivo en la vida. Sería acertado afirmar que comenzó a gustarme desde que tenía diez años. Fue una década en la que siempre le tuve presente, estuviera en donde estuviera, incluso en Francia, pensaba en él, de manera inocente, preguntándome cómo estaría. Y a pesar de que tuve un montón de problemas, cuando quise morir, cuando estaba por hacerlo, le recordé y viví únicamente para verlo a él.

Yo, podía bien no ser la persona más alegre de todas, pero sabía controlarme. Y llevaba tiempo haciéndolo. Observando nada más, sin interferir con su vida, fueron siete meses de "conocerlo", en los que pude haber confesado mi sentir hacia su persona un millón de veces, pero sabía que todo tenía su tiempo y aguardé, siendo reconocido, o mejor dicho, reconocida como su amiga.

Y ahora allí iba, como Christian, el verdadero, no el oculto, con toda la disposición para enfrentar al novio, o ahora ex-novio de Jordan. Tenía cierto nerviosismo, no obstante, sabía que podía ganarle si es que él quería caer tan bajo como para golpearme a mí; por lo que sabía de él, era atleta, no boxeador.

Y una vez estuve frente a la casa, bajé del auto, asegurándome de estar aparentemente calmado, caminé hacia la entrada, con toda la firmeza que me era permitida y una vez allí, golpeé la puerta tres veces con los nudillos, no muy fuerte, no quería exagerar.

No pasó mucho antes de que él abriera la puerta.

— Buenas noches... — Saludó. — ¿Se le ofrece algo?

— Buenas noches. Vengo a reclamar las pertenencias de Jordan. — Manifesté con seguridad.

— Lo siento, ¿quién es usted?

Di un paso más al frente, para que pudiera ver con la luz del interior de la casa mi rostro y comprobara mi estatura. Aclaré mi voz.

— Christian Allard, ya nos conocemos.

Y entonces él rió.

— ¿Quién diría que eras un travesti? — Se burló.

Y en el interior llegó a llenar un poco más el vaso de mi paciencia, no obstante, no hubo ninguna variación en mi expresión.

— He venido por las pertenencias de Jordan. — Reiteré.

Y entonces, luego de que su expresión se tornase seria sabiendo que en mí sus palabras no tenían efecto alguno, me permitió el paso al interior de la casa y divisé en el sofá una cabellera castaña conocida a la que aparentemente no mostré interés. No obstante, una vez Alexis comenzó a andar y yo ir tras él, disimuladamente miré su rostro, el rostro de una prostituta.

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