Capítulo 6

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  — ¡Jordan! ¡Jordan! —  fueron los primeros gritos que escuché en el día y los cuales me hicieron despertar.

Mi corazón estaba acelerado y las lágrimas no permitían que mis ojos se abrieran bien; apenas podía distinguir la voz de Alexis y su calor rodeándome. 

— ¿Estás bien?, ¿Qué pasó?, ¡Jordan! —  exclamaba el bastante preocupado al parecer.

Yo me limité a negar, ya que un  nudo en mi garganta probablemente provocado por el llanto, me impedía hablar.

Pronto, sentí sus pulgares limpiar las lágrimas de mis ojos, luego me abrazó con fuerza y por algún motivo yo ya lo estaba abrazando.

No supe exactamente que hacer en ese momento, sólo comencé a calmarme con el dulce aroma que desprendía Alexis, sus caricias en mi espalda y su respiración chocando en una de mis mejillas, todo eso me relajó, alejándome rápidamente de aquella pesadilla causante de mi llanto.

— A-Alexis — , tartamudeé.

— ¿Si? ¿Que pasó? — contestó él.

— No fue nada, no te preocupes, sólo un mal sueño, perdón por levantarte... - susurré - ¿Qué horas son?

— Supongo que las cinco de la mañana. — respondió él en el mismo tono bajo.

— Ya veo — , suspiré.

— Ya no puedo seguir durmiendo —, una ligera risa emergió de sus labios — una vez me levanto, ya no puedo dormir.— aclaró.

Me sentí identificado con aquello, yo también era así, de cierta manera, sonreí y las manos que anteriormente tuve en su espalda pasaron a apoyarse en su pecho con cuidado, sus brazos aún me rodeaban, impidiendo aún más mi posibilidad de movimiento, pero no me desagradaba.

Ese calor que proviene de su cuerpo, calienta el mío sin quererlo.  

Fueron aquellos mis pensamientos, nunca pensé en una mala intención por parte de aquel muchacho que me rodeaba tan agradablemente con sus brazos, tal vez yo era muy ingenuo, tal vez, pero la verdad es que la sensación era agradable.

Sus manos eran grandes, eran las manos de un extraordinario hombre poseedor de orbes verdes incrustados en su rostro, como si fuera una especie de "dios" con dos mundos a su disposición.

Su físico era hermoso, como me trataba... Bueno, cometía errores, pero, después de todo, él también era humano, cualquiera comete errores ¿No?, Alexis era mi mejor amigo.

Decidí a mi mejor amigo luego de unos pocos días. 

Esperé que fuera la decisión correcta. 

— ¿Vas a seguir durmiendo? —, preguntó él sacándome de mis pensamientos y haciendo que quisiera levantar el rostro para mirarlo, aunque en el acto choqué con lo que debía ser su mentón y ambos soltamos un quejido.

— Lo siento.— me disculpé.

— No —, él rió — perdóname a mí.

Seguido de aquellas palabras, se acomodó para que yo pudiera observar su rostro, sus ojos verdes, rasgos faciales bastante masculinos.

Definitivamente, tenía un "mejor amigo" muy guapo.

¿Qué haría yo si todo fuera falso?

Pensamientos egoístas llenaban mi mente, aunque sabía que, de algún modo, si salían a la luz, Alexis diría que no me iba a dejar y eso no me molestaba, en lo absoluto.

Él era mi única compañía en esos momentos.

— ¿Tengo algo en la cara? — me preguntó con una sonrisa burlona.

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