Izan suelta a su hermana y su mirada me recorre de arriba abajo, repasándome con esos brillantes ojos azules que su madre le dio. Su sonrisa se expande lentamente, haciendo que unos hoyuelos aparezcan en sus mejillas. Hoyuelos que me transportan a un tiempo lejano, una época en la que esa sonrisa era todo lo que yo necesitaba para que mis fantasmas desaparecieran.
Sus ojos centellean, y me habla con un tono de voz que me desconcierta por completo. Con voz profunda y cautivadora. Como si realmente se alegrara de volver a verme.
— ¡Joder topi! Mírate. — Él me señala con las manos abiertas, moviéndolas de arriba abajo. — Estás...espectacular.
La musicalidad de su voz permanece flotando en el ambiente durante unos segundos, al igual que sucede con el tronar de las campanas. Había olvidado por completo como sonaba su voz.
Por instinto me pongo a la defensiva, al mismo tiempo que mis ojos, confusos, se desvían hacia Keyla durante una décima de segundo.
— ¿Acaba de llamarme topi? — Pregunto. Mi amiga se encoje de hombros mientras sonríe levemente. Creo que ni ella sabe a qué se debe este apodo.
Vuelvo a centrar mis ojos en Izan, y trato de transmitirle sin palabras lo poco que me gusta volver a verlo, volcando en mirada todo el desprecio que su persona me provoca. Su mirada pasa de confiada a desconcertada durante dos segundos, pero automáticamente la arrogancia vuelve a enmascarar lo sea que haya pasado por su mente.
Sin darme tiempo de pensar en lo que está haciendo, se acerca a mí con paso decidido. Me estrecha entre sus brazos con tanta intensidad, que me coge por sorpresa, y me quedo petrificada. Incapaz de mover un solo músculo. Con los brazos pegados a ambos lados del cuerpo.
El aroma que le envuelve me golpea. No es el perfume que solía usar de crío, es uno mucho más atrapante, más adictivo. Izan hunde la cara en mi cuello y siento cómo aspira profundamente. Noto su respiración en la piel, y la experiencia me dice que en cuanto me libere, me insultará de la peor manera posible. Casi puedo escucharlo, "¿has licuado mierda de caballo para hacerte el perfume?".
Me abro paso a través del breve hueco que hay libre entre nuestros cuerpos. Pongo las manos en su pecho y de un brusco empujón me libero de su agarre. Sé por experiencia que no hay mejor defensa que un buen ataque. Por lo que lo señalo con el dedo índice y lo atravieso con la mirada más despreciable que soy capaz de emular.
— Vuelve a llamarme topi y te corto los huevos.
Izan me mira unos segundos asombrado, sin duda le he pillado por sorpresa. Apuesto a que aún piensa que soy aquella niña ingenua e inocente que se limitaba a dejar que la pisaran.
Me palmeo la espalda mentalmente por mi agilidad al reaccionar. Creo que he conseguido distraerlo de cualquiera que fuese el insulto que estaba a punto de dedicarme.
Tras unos segundos de estupor, Izan comienza a reír a carcajadas. Yo decido ignorarlo e ir directamente al maletero. Necesito alejarme de él. Pero no tengo tanta suerte, y él decide seguirme.
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Los secretos de IZAN © EDITANDO
RomanceElla es brisa, él fuego, juntos un incendio incontrolable. Ella; marcada por una infancia traumática. Él; devastado por un terrible secreto del pasado. Un odio irresistible, una profunda desconfianza y aun así una pasión arrolladora y una atracción...