MEGAN
Izan está completamente enroscado en mi cuerpo, o puede que sea yo la que está enroscada en el suyo, no lo tengo muy claro. Tengo la cabeza recostada sobre su pecho, sus piernas enlazadas con las mías y me rodea de tal forma con los brazos que parece temer que me desvanezca en cualquier segundo. Sus cálidas manos se desplazan por mi espalda suavemente, de arriba a abajo mientras yo imito su movimiento acariciándole el pecho. Escucho el sonido rítmico del palpitar de su corazón, y mi cabeza se levanta de vez en cuando cada vez que el aspira más oxígeno de lo normal.
Quien me iba a decir que estar tumbada así, sobre su pecho, escuchando el latir de su corazón se iba a convertir en mi lugar favorito del mundo. Jamás pensé que mi primera vez sería con él, buenos...ni la primera...ni la segunda...ni la tercera...
Hace varios días que regresamos de la cabaña, y cada vez que tenemos oportunidad terminamos así, desnudos en brazos uno del otro.
No tengo ni idea de si todo el mundo siente esto mismo al hacer el amor, pero ahora entiendo a qué viene tanto alboroto. No creo que me canse nunca de esto. O quizás sea porque es con Izan con quién lo estoy haciendo. Creo que jamás había sentido semejante conexión con otra persona. Cada vez que la forma en la que Izan me mira, me acaricia y me besa pasan por mi mente un escalofrío me recorre la espina dorsal.
-¿Estás dormido?
Levanto la cabeza lentamente para mirarlo y me veo obligada a apartar varios rizos que me obstaculizan la visión. Él me sonríe de forma extraña, creo que en la vida lo he visto tan relajado y me encanta verlo así.
-¿Teniéndote a ti desnuda entre mis brazos? No dormiría en un año topi.
Separa una mano de mi espalda y la lleva a mi pelo, enrosca los dedos en las hebras de mi cabello mirándolo fascinado. Es algo que he observado que le gusta hacer, y a mí me encanta la forma en que mi pelo se amolda a él.
-¿Tan mal ha estado? ¿Crees que tendrás pesadillas?
Izan frunce el ceño mientras sonríe extrañado.
-No ha estado mal, pero creo que tendremos que seguir practicando para llegar a la perfección.
De un ágil movimiento se sitúa sobre mí y deposita un suave beso sobre mis labios que ansían más de él.
-Te amo Megan.
Sus intensos ojos azules brillan de una forma maravillosa mientras pasea su mirada por mi rostro. Trago saliva nerviosa, me lo ha dicho muchas veces y me lo demuestra continuamente, pero aun así me da miedo terminar de creerlo. Todo esto parece un sueño y tengo miedo de despertar.
Vuelve a unir sus labios a mi piel y desciende lentamente con besos húmedos hasta llegar a esa zona exacta del cuello que hace que me tiemblen las piernas. Está aprendiendo rápido como hacer que mi cuerpo reaccione a sus caricias y no duda en poner en prácticas sus hallazgos.
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Los secretos de IZAN © EDITANDO
RomanceElla es brisa, él fuego, juntos un incendio incontrolable. Ella; marcada por una infancia traumática. Él; devastado por un terrible secreto del pasado. Un odio irresistible, una profunda desconfianza y aun así una pasión arrolladora y una atracción...