Capítulo 38; No voy a follarte 🔞

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MEGAN

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MEGAN

La luz de la mañana se cuela por la ventana iluminando la habitación. Ignoro donde estoy pero me encuentro incómoda. Tengo algo sobre el cuerpo que no me permite moverme. Las piernas están enroscadas con algo y tengo algún objeto pesado sobre el pecho que me oprime y no me permite respirar correctamente. Cuando abro los ojos observo el rostro cincelado de Izan a escasos centímetros del mío, y una cálida sensación me recorre el cuerpo. Entonces lo recuerdo todo...ha sido real, las palabras tan bonitas que me dijo no has sido fruto de mi imaginación, cada beso, cada caricia...es increíble. Me siento como si flotara, ahora entiendo cuando la gente dice que se siente en las nubes, tantos años enamorada de él y sin saber que él siempre ha sentido lo mismo que yo, es increíble. Me siento plena y sonrío como una idiota.

Hemos pasado la noche juntos, todavía ni me lo creo, nuestras piernas están enroscadas y su brazo me sujeta firmemente contra su cuerpo. Incluso dormido se mantienen pegado a mí...me encanta. Parece un ángel cuando duerme tan plácidamente y aprovecho que está dormido para analizar su rostro. Los ojos cerrados con sus enormes y pobladas pestañas negras, los carnosos labios entreabiertos, la mandíbula relajada...Mis ojos acarician su cuerpo, sus brazos musculosos, sus abdominales marcados... Me paso la lengua por los labios para luego mordérmelos ¿Cómo puede ser tan perfecto?

El recuerdo de sus labios sobre mi cuerpo viene a mi mente, su lengua acariciando mi piel, sus manos desesperadas palpando cada centímetro de mi cuerpo, sus jadeos, mis gemidos...me estremezco. ¿Cómo es posible que su simple cercanía provoque tantas emociones en mí?

-Si sigues mirándome así no voy a ser capaz de contenerme.- Dice con voz soñolienta y mi corazón comienza a palpitar más fuerte. Despertarse junto a semejante adonis debe ser pecado, y estoy más que dispuesta a ir directamente al infierno.

-¿Mirarte cómo?- Contesto en apenas un susurro, mi imaginación me ha jugado una mala pasada y sé que tengo la respiración agitada. No quiero que lo note.

-Me estás comiendo con los ojos topi. Y yo por las mañanas suelo despertarme con ganas de mimos.

¿Cómo sabe que estoy devorándolo con la mirada?

Abre los ojos, la luz del día impacta sobre ellos y distingo distintas tonalidades de azul en ellos. ¡Dios mío! ¿Cómo se puede tener unos ojazos tan espectaculares?

Izan me arrastra para pegarme a su cuerpo. Pasea sus ojos por mi rostro, mirándome con avidez, con intensidad y ese simple gesto causa estragos en mi respiración. Sus ojos se centran en mis labios y a los dos segundos está lamiendo y mordiendo los míos. Su boca se desplaza de mis labios a mi cuello, succionando y lamiendo cada centímetro, mientras sus manos acarician mi espalda. Yo enrosco las mías en su cuello y le acaricio la nuca y la espalda. Quiero más.

-Me tienes loco.- Susurra contra mi piel.

-Eso se lo dirás a todas.- Contesto con voz jadeante y con una sonrisa mientras me dejo seducir con sus caricias y sus besos. Cierro los ojos y cuando él succiona un punto concreto de mi cuello, un sonido que está entre un suspiro y un gemido sale de mis labios.

Los secretos de IZAN © EDITANDODonde viven las historias. Descúbrelo ahora