Capítulo 18; ¿Quiero que me bese? (Editado)

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Trato por todos los medios no estar pendiente de la puerta de acceso

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Trato por todos los medios no estar pendiente de la puerta de acceso. Izan y Keyla han desaparecido hace unos minutos, y finjo lo mejor que puedo no estar interesada en la conversación que deben estar manteniendo.

De soslayo veo cómo la puerta se abre y cómo Keyla accede al interior. Sé que Izan viene detrás, sé que no debería mirar en su dirección, pero lo cierto es que soy incapaz de contenerme.

No entiendo muy bien qué es lo que me sucede hoy, pero parece tener algún tipo de magnetismo con mis ojos, y estos son incapaces de resistirse.

La puerta se cierra tras mi amiga, y yo permanezco unos segundos esperando a que esta vuelva a abrirse.

— Izan me ha pedido que lo despida. Estaba agotado. — Asegura Keyla antes de sentarse en uno de los taburetes en los que estamos bebiendo.

Y no es hasta que la escucho decir esas palabras, cuando comprendo que él no va a volver. Debería darme igual, debería estar aliviada, debería importarme un bledo lo que vaya a hacer o con quién, que se haya marchado con alguna chica exuberante o que se haya ido a dormir a su residencia. Y debería darme igual porque realmente él no me importa en absoluto. No. Ni siquiera un poquito.

¿Entonces por qué me molesta?

— ¿Estás bien? — Pregunta Mike mientras me acaricia el brazo cariñosamente.

— Estoy un poco cansada. ¿Te importa que nos vayamos?

— Para nada, vamos. — Dice mientras se pone en pie y apura su copa.

Jessy me contempla con una sonrisa pícara en los labios.

— ¿Ya os vais tortolitos? — Pregunta mi compañera de habitación.

— Sí, estoy muerta. — Aseguro antes de bostezar, mientras me pongo la chaqueta. — Nos vemos mañana.

Mike me espera tecleando en su móvil, y cuando me acerco lo cierra de golpe.

— ¿Lista? — Pregunta, yo me limito a asentir.

Mike me rodela el hombro con su brazo y me acerca a su cuerpo mientras nos alejamos de la bolera.

— ¿De verdad estás cansada? ¿No quieres que vayamos a algún lugar tú y yo solos?

Niego con la cabeza y vuelvo a bostezar. Mike parece un poco molesto, no quiero que se enfade, pero estoy realmente agotada.

Llegamos a los jardines que hay frente a la residencia estudiantil y él se acerca para besarme dulcemente en los labios.

— ¿Quieres que vayamos mañana a cenar nosotros solos? Hoy te he compartido con todos tus amigos, y me apetece muchísimo tenerte solo para mí. — Asegura con una espléndida sonrisa que aporta a su rostro un aire angelical.

— Déjame pensarlo ¿vale? Tengo que trabajar y necesito estudiar para los próximos exámenes.

En cuanto escucha mis palabras, Mike se retira de mí con el ceño fruncido y con una mueca de disgusto puesta en los labios.

Los secretos de IZAN © EDITANDODonde viven las historias. Descúbrelo ahora