IZAN
-¿Estás seguro que a Megan le gustará esto?- Pregunta Naim mientras alza la urna de cristal y analiza su contenido.
Yo observo su interior detenidamente mientras imagino la preciosa carita de mi topi cuando lo vea. Sé que siempre quiso tener una y mi sonrisa se expande sin remedio.
-Créeme, le va a encantar.
Naim pone una mueca de asco mientras mira el terrario.
-No sé tío. A mí me regalan esto y salgo corriendo en dirección contraria. ¿Cómo le puede gustar esto y temerle a las polillas?
Una carcajada sale de mis labios mientras le doy una palmada en el hombro a mi colega.
-Mi chica es poco convencional tío.
Naim alza una ceja.
-Ya lo veo.- Dice mientras baja la urna y camina a mi lado.- ¿El resto lo tienes controlado?
-Sí, aún tengo un par de días para organizarlo todo. ¿Puedes creerte que jamás ha tenido una fiesta de cumpleaños?
Naim me mira perplejo.
-¿Pero Megan dónde vivía? ¿En una cueva?
La imagen de la familia de Megan y de la pequeña pelirroja con cabello enmarañado viene a mi memoria. Los moratones que recubrían su cuerpo cada pocos días y que trataba de ocultar con ropa excesivamente grande, los gritos provenientes de su casa, las lágrimas derramadas en la noche cuando estábamos solos... Ojalá hubiese vivido en una cueva.
-Algo así.- Me limito a responder mientras me acerco al dependiente para abonar mi compra.
Mi teléfono comienza a vibrar en el bolsillo, introduzco la mano, sujeto el móvil y veo el nombre de mi pelirroja.
-Hola bombón. ¿Qué tal llevas el día?
Trato de mantener el teléfono pegado a la oreja con el hombro mientras camino ya que necesito las dos manos para sujetar mis compras.
- Hola pequeño.- Contesta, e intuyo su sonrisa al otro lado de la línea.- Pues bien, aquí echándote de menos. ¿Dónde te has metido? No te veo desde anoche.
-Tenía mil cosas que hacer topi y también tenía hora con la terapeuta.
Naim me hace un gesto con la cabeza interrogándome con la mirada. Pretende meter al animal en el maletero. Mis ojos se abren mientras niego levemente con la cabeza. Suelto una de las bolsas en el suelo, abro la puerta trasera del vehículo y le señalo el lugar dónde debe poner el terrario.
-¿Y qué tal te ha ido?- Pregunta mi chica.
Exhalo lentamente mientras me dirijo al maletero para guardar las bolsas y alejarme un poco de Naim. Una cosa es que sepa que estoy en terapia, y otra distinta que se entere de lo que hablo en ellas.
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Los secretos de IZAN © EDITANDO
RomanceElla es brisa, él fuego, juntos un incendio incontrolable. Ella; marcada por una infancia traumática. Él; devastado por un terrible secreto del pasado. Un odio irresistible, una profunda desconfianza y aun así una pasión arrolladora y una atracción...