Capítulo 6; La resaca (Editado)

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Un aroma delicioso comienza a inundar mis fosas nasales

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Un aroma delicioso comienza a inundar mis fosas nasales. Es un olor dulzón y especiado que me invita a querer inhalar con más fuerza. Lo hago, y me resulta tremendamente familiar. La boca se me hace agua y decido que ese aroma se ha convertido en mi olor favorito del mundo, así que vuelvo a aspirar.

Es una gozada despertar con semejante aroma.

Sin razón aparente, noto una alarma que trata de hacerse notar en algún lugar recóndito de mi mente. Pero la nebulosa que envuelve mi cerebro a consecuencia del alcohol ingerido, la hace callar de inmediato.

No sé exactamente donde estoy, pero aún me encuentro en ese maravilloso límite entre la vigilia y el sueño. Lo único que sé con certeza es que estoy tumbada sobre algo rígido y duro que huele de maravilla.

Abro los ojos lentamente, con los párpados tan pesados como si tuviera lastres colgando de ellos. Entre las pestañas, observo una luz fluorescente que parpadea levemente, pendiendo sobre mi cabeza. Giro el rostro a la derecha y veo una bañera con una apulgarada cortina colgando precariamente de un cilindro metálico. Las paredes están recubiertas de azulejos negros hasta media altura, y una pintura estucada de color perla decora la mitad superior del tabique.

No hay duda, estoy en un baño. Pero... ¿en qué baño?

Trago saliva y noto un sabor amargo en la garganta. ¿He vomitado? No lo recuerdo. Mi ceño se frunce mientras trato de hacer memoria, y la sangre se me hiela cuando me doy cuenta de que el último recuerdo nítido que tengo es la discusión con Izan en medio de la calle. Luego todo se vuelve difuso.

El corazón comienza a palpitarme con fuerza. ¿Qué hora es? ¿Dónde estoy? ¿Cómo he llegado aquí?

Mis pensamientos inconexos, cesan repentinamente, y mis sensores internos se ponen en alerta máxima cuando lo que me mantiene aprisionado las piernas se mueve lentamente hacia abajo, haciéndome cosquillas. Y solo en ese momento soy plenamente consciente de que no estoy sola en este baño.

Mis sentidos se despiertan de golpe. Tengo la cabeza apoyada sobre un brazo, otro brazo me rodea la cintura, y una pierna tiene las mías inmovilizadas contra las baldosas del baño. El aroma que me ha hecho salivar pertenece al extraño que me mantiene sujeta.

Doy un salto aterrada, y dejo caer el cuerpo que descansaba sobre mí al otro lado del suelo. Lo escucho chocar contra la fría solería mientras me palpo el cuerpo de forma frenética y observo aliviada que aún estoy vestida.

Me paso las manos por el pelo, enrosco los dedos en las hebras de mi cabello y cierro los ojos con fuerza. La cabeza va a estallarme.

¡¿Qué demonios ha pasado aquí?! Espero no haber cometido ninguna estupidez, como desnudarme en público o acostarme con algún desconocido...

Una voz ronca y familiar comienza a hablar desde el suelo.

— Joder topi, que mal despertar tienes. — Dice con voz soñolienta.

Los secretos de IZAN © EDITANDODonde viven las historias. Descúbrelo ahora