Capítulo 13; ¿Qué has hecho mamá? (Editado)

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El sonido estridente del despertador me saca de mi placentero sueño

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El sonido estridente del despertador me saca de mi placentero sueño. Estiro el brazo dispuesta a pararlo y acurrucarme nuevamente entre las sábanas para esperar a que vuelva a sonar. Ese es mi ritual de cada mañana, levantarme al tercer timbrazo. Pero cuando estiro el brazo y busco a tientas el despertador no lo encuentro.

Mi mano choca contra una pila de libros y es solo en ese momento cuando recuerdo que no estoy en mi dormitorio y que aún tengo a Izan dormido a los pies de la cama.

Me siento en el colchón de un salto y paro el despertador del móvil para evitar que Izan se despierte.

Miro hacia abajo y observo que está plácidamente dormido, tiene la boca levemente abierta, el rostro relajado y la respiración profunda. Sus extremidades están enredadas entre las mantas, y en algún momento de la noche ha debido quitarse la parte de arriba de su pijama, porque su torso está parcialmente descubierto. No sé muy bien por qué, pero noto cómo me ruborizo cuando veo su silueta tonificada.

Debo reconocer que verlo así, me provoca cierta ternura. Parece otra persona, mucho más frágil, más vulnerable.

Me levanto tratando de hacer el mínimo ruido posible. Me recojo el pelo con una cola de caballo, me pongo el pantalón que traje anoche a toda prisa y decido que me llevo la camiseta conmigo. No quiero quitármela y que Izan despierte y me pille en sujetador.

Salgo a hurtadillas de su habitación rezando para no encontrarme con nadie y que piense que soy otra conquista más de Izan. Llego a la puerta principal, la abro y observo aliviada que aunque el cielo sigue estando encapotado, ya no llueve, y soy libre de marcharme.

Mientras corro por el campus de vuelta a mi residencia, me planteo si debo mandarle a Keyla un mensaje para que sepa que me he marchado. Pero como aún sigo molesta con ella decido no hacerlo. Soy consciente de que ella no planeo quedarse dormida y mucho menos fue responsable de la lluvia torrencial de anoche, pero por su culpa me he visto obligada a pasar la noche con Izan. Y eso me enfurece sobremanera.

Entro en mi habitación y compruebo que Jessy finalmente volvió anoche y aún está dormida plácidamente. Cojo mi neceser y me dirijo al baño para volver a parecer un ser humano decente.

Cuando regreso Jessy acaba de despertar pero aún permanece sentada en la cama con la mirada perdida en el limbo.

— Buenos días dormilona.

— Hummm. — Contesta medio grogui.

— ¿Qué tal tu fin de semana? — Pregunto mientras termino de acicalarme.

— Salvaje. — Responde con voz adormecida, y a continuación comienza a reír. — Y hablando de salvajadas, discúlpame por irrumpir en la habitación como lo hice el viernes con Luc, pero pensé que ya estarías en la fiesta.

— No te preocupes, pero avísame la próxima vez para procurar dejarte la habitación libre.

— Hecho. — Contesta poniéndose en pie y estirándose. — ¿Y la fiesta que tal fue?

Los secretos de IZAN © EDITANDODonde viven las historias. Descúbrelo ahora