Capítulo 35; Confesiones

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IZAN

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IZAN

-Dame un buen motivo para apartarme de Mike.- Me dice mientras me mira como si yo tuviese la respuesta a alguna duda existencial y el brillo de sus ojos me invitan a hacer lo que tanto temo y deseo al mismo tiempo. Estoy acojonado, pero ya no hay vuelta atrás.

Doy un paso, la sujeto por la nuca y me lanzo a sus labios como un león hambriento lo haría contra un trozo de carne. Y así es cómo me siento, ávido de ella. Jamás en mi vida había necesitado los labios de nadie como los de Megan en este preciso momento. Muerdo, lamo y succiono cada milímetro de sus labios y cuando nuestras lenguas se encuentran comienzan a danzar en un caótico baile. Siento su respiración en la cara y su pulso en mis manos, y me agrada comprobar que está tan acelerado como el mío.

Escucho la voz de Mike, que nos devuelve a la realidad de golpe, y mi pelirroja trata de zafarse de mí, pero yo no se lo permito. Me da igual lo que el puto Mike esté pensando, diciendo o sintiendo. Necesito que a Megan le quede claro lo que siento. Ya estoy cansado de tantos malentendidos, tiene que escucharlo. Apoyo mi frente contra la de ella, aspiro su aroma a talco tratando de tranquilizarme y con el pulso acelerado y las piernas gelatinosas, cierro los ojos mientras le abro mi corazón.

-Soy un mierda y Dios sabe que no te merezco. Me he comportado contigo como un auténtico cabrón estos últimos años, pero solo porque luchaba una batalla interna tan colosal que era incapaz de abrirme a ti por miedo a que me hicieras daño. He hecho muchas cosas mal en mi vida Megan, pero apartarte de mi vida fue la peor de todas con diferencia y he pagado un alto precio. No sabes lo que es estar enamorado de alguien y obligarlo a alejarse de ti por miedo. Siempre te he querido Megan, y no como a una jodida hermana. Te he querido de todas las formas en que un hombre puede querer a una mujer. Y no tengo ni puta idea de si esto será un buen motivo para que te alejes de Mike, pero es lo único que puedo argumentar para que te quedes a mi lado. No es mucho, pero es todo lo que tengo.

Me atrevo a abrir los ojos y miro a mi pelirroja sin parar de temblar esperando su veredicto ante mi patética confesión. Creo que no he estado tan acojonado en mi vida.

-¡Megan! ¡¿Qué coño significa esto?!

Megan traga saliva, y sin apartar sus ojos de los míos dice las últimas palabras que desearía oír.

-Lo siento mucho, pero es mejor que te marches.

Siento cómo el aire que ignoraba estar reteniendo sale abruptamente de mis pulmones y como mi corazón se resquebraja en mil pedazos. Entonces sin entender muy bien lo que está sucediendo Megan vuelve a unir sus labios con los míos y yo tardo unos segundos en comprender que sus palabras no iban dirigidas a mí y casi exploto de alegría.

Saboreo sus esponjosos labios con la lengua en un beso mucho menos efusivo que el anterior, pero no por ello menos placentero, y ella abre la boca permitiéndome así profundizar el beso. Con un brazo la rodeo por la cintura estrujándola contra mi cuerpo hasta que no queda un milímetro de separación entre nosotros. Le acaricio la espalda frenéticamente con la mano, en un movimiento ascendente hasta llegar a su pelo y enrosco mis dedos entre sus cabellos, esos que tanto me fascinan. Disfruto del beso como jamás en mi vida había disfrutado besando a nadie. Con cada caricia, cada suspiro y cada movimiento mis latidos van aumentando el ritmo y sé a ciencia cierta que jamás en la vida conseguiré saciar esta necesidad que siento por ella.

Los secretos de IZAN © EDITANDODonde viven las historias. Descúbrelo ahora