Ignoro la sonrisa de suficiencia de Mike mientras se acerca al frigorífico a beber agua. Cambio el pijama por mi ropa, me pongo las botas, me enfundo en mi abrigo, mi gorro y mi bufanda, y me largo de esta mierda de casa. Ojalá la brisa de la noche consiga despejarme y se lleve este cabreo tan colosal que me invade de pies a cabeza y que amenaza con asfixiarme.
En cuanto pongo un pie fuera del calor de la casa, la brisa gélida me hiela la cara. Me ajusto la bufanda y el gorro, e introduzco las manos en los bolsillos de mi abrigo. Escucho el crujir de la nieve helada cada vez que doy un paso. Me resbalo en alguna que otra ocasión, lo que solo fomenta que mi cabreo vaya en aumento.
No consigo que las imágenes del recuerdo de lo que ha sucedido hace unos minutos dejen de pasar por mi mente.
He necesitado hacer acopio de toda mi fuerza de voluntad para no estallar la puta tarrina de helado contra la pared cuando el muy cabrón de Mike le ha metido la lengua hasta la campañilla a Megan. Pero lo que realmente me ha enfurecido no ha sido que él la besara. Lo que me ha molestado, lo que me ha hecho enloquecer, ha sido que ella no se haya apartado. Después de besarme como me ha besado, ¿le mete la lengua a ese mierda en la boca? ¿Pero a qué coño está jugando Megan?
Si no me hubiese besado jamás habría llegado a la conclusión de que le gusto. Pero lo ha hecho. ¡Joder y de qué manera! ¡Ha estado a punto de correrse con la ropa puesta y yo casi me corro solo con mirarla! Siento que ha activado una bomba de relojería en mi interior. Ahora quiero más, mucho más. Pero luego le ha besado a él. ¡¿Dónde cojones me deja eso a mí?! Jamás me han tenido como segundo plato, y no lo soporto.
Observo la discoteca que vimos la llegar, y me acerco para intentar que el alcohol consiga lo que el frío no ha hecho.
Una vez dentro, me quito la ropa de abrigo. No hay casi nadie y enfilo en dirección a la barra. Me siento en el taburete, y cuando veo a la camarera estoy a punto de levantarme, darme la vuelta y marcharme por donde he venido. Creo que he venido al peor lugar del mundo para olvidarme de mi jodida pelirroja, porque tengo otra pelirroja justo enfrente tras la barra.
Me planteo mis opciones. Necesito anestesiarme y no hay otro lugar abierto donde ahogar mis penas.
Exhalo frustrado y pido un bourbon doble.
— ¿Una mala noche? — Pregunta mientras me sirve la copa.
— Más bien un mal mes. — Reconozco de mala gana.
La chica desliza la copa por la barra y esta llega a mis manos.
— Me llamo Alison. — Se presenta mientras se sirve un chupito de tequila.
— Izan. — Respondo.
Le doy un trago tan largo a mi copa que la ceja de Alison se alza con incredulidad. Cuando vuelvo a depositar el vaso sobre la barra ella se bebe su chupito y vuelve a sonreír.
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Los secretos de IZAN © EDITANDO
RomanceElla es brisa, él fuego, juntos un incendio incontrolable. Ella; marcada por una infancia traumática. Él; devastado por un terrible secreto del pasado. Un odio irresistible, una profunda desconfianza y aun así una pasión arrolladora y una atracción...