- Señor, ¿se encuentra bien?
El camarero me hizo reaccionar. - Sí, solo venía a cancelar mi orden.
-Está bien, señor.- Se alejó.
¿Sería buena idea interrumpir la plática de esos hombres? No lo sé. Pensarán que soy un fisgón o que estoy involucrado. Ese tal Charles suena muy nervioso como para solo acercarme y saludar. ¿Tengo otra opción? Podría hacerme pasar por Maggie y salir con alguna tontería como: ¡ey que pasa chavales, todo bien todo correcto!.. O no.
De cualquier manera, creo que no hay mejor momento para hablar con ellos. Podrían irse y jamás sabré lo que hubiese pasado.
- Buenas noches, caballeros.- Me acerqué a su mesa y jalé una silla.- ¿Está ocupada?
- No, puede llevársela.- Me contestó el más tranquilo, creo que él era Ciddis.
- Gracias, pero no es para eso, verán.- Me senté.- Escuché su plática y estoy realmente interesado en lo que dijo su hermano.
Charles, el ansioso, y con la mirada de angustia evidente, me observó.- ¿Usted escuchó lo que dije?
-Sí, y no solo eso, yo le creo.-Sus ojos revelaron un alivio instantáneo al escuchar que alguien creía en su palabra.
- Este no es el mejor lugar para hablar, vayamos a mi habitación.- Les dije y me levanté de la mesa esperando a que me siguieran. Una jugada astuta de mi parte pues, con la poca información y la curiosidad, lo hicieron.
Caminé hasta salir del restaurante y me dirigí al cuarto.- Pasen.- Cerré la puerta.
Charles caminaba de un lado a otro sobando sus manos, con la mirada perdida y esperando alguna palabra. Ciddis se sentó en la cama y cruzó los brazos. Yo me limité a recargarme sobre la pared junto a la puerta.
- Cuénteme, Charles, que es lo que pasó exactamente.
- Hace seis días.- Desvió la mirada hacia su hermano, como esperando la aprobación para contarme lo que había pasado.- Hace unos días salí en busca de un libro, un libro llamado "el silencio azul" en donde se narra el uso de la magia y sus consecuencias.- Se detuvo para tragar saliva y volvió a ver a su hermano, ahora, con una facción más de miedo que de angustia.
- Continúe, charles.
- Hace dos días supe en dónde encontrarlo. Unas personas me dijeron que estaba en una cabaña después del bosque, casi llegando a las montañas.
Por alguna razón no paraba de moverse y frotarse las manos, hablar entrecortado y observar a su familiar cada que tenía la oportunidad, cuando no lo hacía solo miraba de un lado a otro.
- Ayer subí hasta la cabaña. A lo lejos pude notar una figura inmensa de pie frente a la ventana, parecía tener una hoz.- Dejó de moverse, me miró con su vista sin alma y siguió.-No le di importancia. Supuse que al ser de noche estaba imaginando cosas, además de que la única iluminación era la luz de mi antorcha.- Suspiró.- Llegué y ya no estaba la silueta, se había desvanecido con el viento.
- He de suponer que siguió...- No me dejó interrumpir su historia en lo más mínimo.
- Toqué la puerta esperando a que alguien me respondiera. Fue inútil. Estuve ahí un buen rato, por cualquier cosa, quizá la persona estaba durmiendo y por eso no quería salir, de igual forma yo no iba a hacer amigos. O eso supuse hasta que la puerta se abrió. Una mujer, o, mejor dicho, la silueta de una mujer se puso frente a mí y habló en un idioma muy extraño, luego desapareció dentro de la casa dejando la puerta entreabierta. No sé qué me motivó a seguir.
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Arte Elemental: Susurro de la vida
FantasiGatea, camina, corre o vuela. Cualquiera de esas cosas es valida en un mundo de fantasía. Pero no pares de soñar, imaginar o creer. Ya que, cuando comiences la lectura, no podrás vivir lo que las palabras tienen para ti. En esta historia se narra la...