Capítulo 20

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Una gran serpiente de fuego, parecida a una cobra, se lanzó a por nuestros atacantes. Logró salvar a Maggie y Max, que estaban dentro, pero chocó con el demonio que aún estaba intentando destruirme. Aquella cosa tenía tanto poder que pudo retenerme en el suelo y combatir contra la magia de Celestia.

La criatura arrancó en contra de mi hermanita pisándome el abdomen. Lancé un aullido de suplicio y noté lo difícil que era mover todo el cuerpo en mi situación: fácil debía tener el hueso fracturado o algún desgarre muscular porque salir del hoyo fue una tortura para mis brazos y piernas. Giré la vista y Max estaba arrastrando el cuerpo de Maggie fuera de la casa. Su mueca de dolor me señaló que podría estar peor que yo.

Celestia intentaba combatir con esa cosa lanzando grandes bolas de fuego y blandiendo su espada con desesperación, pero nada le hizo daño. El cuerpo del monstruo liberó un aura negra protegiéndose de todo ataque y lanzó un golpe hacía el rostro de mi hermana. Al instante noté como una especie de campo de fuerza se cristalizaba frente a ella y como el viento se esparcía alrededor. Otro golpe más abrió una grieta en ese campo. Celestia se asustó y el fuego a su alrededor perdió poder. La bestia lanzó un último golpe y el campo alrededor de mi hermanita se destruyó por completo. Ahora estaba indefensa.

- ¡Nooo!- Grité tratando de llamar su atención. Ahora no podía hacer nada, ningún poder en mí se había activado ni tampoco tenía fuerza suficiente como para atacar a ese monstruo. Pero no me iba a rendir, sujeté la espada con ambas manos y caminé lentamente atravesando el humo, inhalando algo que sabía era toxico. A los pocos segundos caí al suelo sin poder respirar bien.

- Qué idiota de mi parte.- Pensé.

Celestia lanzó un grito de terror. Levanté la mirada y vi como esa cosa tomaba impulso en el brazo derecho para atacar a mi hermanita, de su codo se extendía algo parecido al fuego pero en un color negro que apoyaba el puñetazo, eso para tener mucha más fuerza y acabar con ella al instante, pero de pronto, noté como se hundía en el suelo quedando solo su cabeza descubierta; esa sonrisa maldita y esos huecos en los ojos fue lo único que quedó. Mi hermana no lo pensó dos veces para huir.

Celestia corrió ayudándome a levántame. Cada paso era una tortura, sentí mil piquetes del insecto más horrible cuando presionaba la pierna en el suelo, pero salir ya no era una meta, era una obligación. En cuanto visualicé la puerta a unos cuantos pasos escuché el crujir de la madera y el rechinar de las vigas en la casa. Cuando por fin logramos salir, la estructura se derrumbó tras nosotros.

- Ay, mierda- Exclamé dando pasos forzados y sin fuerza. Mis hermanos se encontraban a salvo, ya habían terminado con lo que nos perseguía y recuperado sus espadas.

- Aquiles, hay que seguir.-Suspiró.- si paramos ahora todo será peor.

Me cuesta decirlo, pero Maggie tiene razón, este no es momento para descansar, si paramos ahora podría llegar otra horda de esos sujetos y esta vez, nos acabarían. Asentí con la cabeza y seguimos adelante.

Nuestros pasos eran lentos, la respiración dolorosa y los músculos reclamaban su descanso. Bajamos algún par más de escaleras y por fin, llegamos cerca de la puerta de la zona dos. Quizá el lugar más fácil de cruzar, pues se veía un gran camino en línea recta.

La gente huía a sus casas con solo vernos, no sé qué los asustó: si la cara ensangrentada de mis hermanos o sus cuerpos llenos de moretones. En cuestión de minutos la calle quedó vacía.

- Ya no puedo seguir.- Decía Ciddis tumbándose al suelo.- Los músculos me están matando.

- No pares ahora, hermano.- Levanté mi brazo hacía él.

Ciddis sonrió luego de recuperar un poco el aliento y me tomó la mano para levantarse, acción insoportable y dolorosa para ambos. Mientras pasaba, miré para arriba con un gesto de agonía y noté como desde la luna llena en el cielo se acercaba una silueta que cada vez era más grande. Segundos después se escuchó un gran golpe y las rocas en el suelo salieron disparadas a las casas, no me creí lo que estaba pasando: una pierna doblada, la otra apoyado al cuerpo, el puño y la visión en el suelo, con su bastón sostenido en la otra mano. Subió la cabeza y pudimos ver esos huecos negros; vimos la muerte en persona: La bestia había regresado. No tenía un solo rasguño.

- Hermanos.- Dije ignorando la situación y con una sonrisa muy forzada.- Los quiero.- Observé a mi familia y me dirigí hacía Rob, Max y Celestia.- ¿Cómo están?- Pregunté.

- Todo es tu culpa.- Dijo Rob mirando al suelo y apretando los puños.- Nada hubiese pasado si no encontrabas estas espadas.- Comenzó a hablar entre susurros.- Mamá seguiría viva de no ser por ti...

- Entiendo, es por eso que me quedaré.- Toqué su hombro.- Mantén a Celestia a salvo e igual tú Max.- Voltee a verle.- Es su deber llegar vivos a la zona uno.

- ¡No!- Gritó el joven Max.- Te vamos a ayudar, no voy a dejar que más de ustedes mueran y yo me quede sin familia. No dejaré que los maten sin antes luchar.

- Sí, esta pelea es de todos.- Celestia lo apoyó.- Yo me quedaré a pelear contigo.

Sonreí, me acerqué a ella y la abracé. Una pequeña chispa saltó al hacerlo.- Claro que sí, estaremos juntos toda la vida.- Levanté uno de mis brazos apuntando a Max, él se llevó las manos al cuello.- Se los prometo.- El otro lo usé para golpear a Celestia y noquearla a la par que retiraba oxigeno cercano a la cabeza de Max.- Sácalos de aquí.- Dije viendo a Rob a los ojos y escuchando a mi otro hermano menor caer por la falta de aire.

- Sí.

Alcancé a tomar a Celestia entre mis brazos y dejar a Max con la conciencia suficiente como para caminar sin ayuda, algo así como haberle drogado. Supuse que se dio cuenta de que no jugaría más al buen hermano mayor; que no arriesgaría sus vidas. Le entregué a la pequeña a Rob y los tres se alejaron.

Me acerqué a la criatura unos pocos pasos, el aire a mi alrededor se puso salvaje, miré a esa cosa con su sonrisa descarada y dije lo primero que me vino a la mente:

- Maggie, Ciddis...¿Listos para morir?

Arte Elemental: Susurro de la vidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora