Arrojé la nota al suelo y caminé toda la tarde. Como no tenía más oro no podía ir a una taberna, tampoco podía regresar a casa o la gente ahí me molestaría todo el día. Así me dirigí a la plaza de esta zona, me recosté e intenté no pensar en nada hasta el anochecer.
Una vez cayeron las estrellas regresé a mi casa, cené lo que mamá dejó en la mesa y escuché a mis hermanos gritar y pelear como siempre. Al terminar me fui a la cama.
Estos últimos días he pensado mucho en la vida. En por que estamos aquí y por qué debemos irnos, en como los dioses nos traen a la tierra para ser libres, pero nos advierten que al regresar sufriremos, sin pensar en que ya estamos sufriendo. Aun así, hay gente que los sigue adorando. Me peguntaba si algún día la vida podría tomar sentido o significado, quizá y solo quizá un día podre decir: Llegué a este lugar para... Y agregar a lo que he venido. Pero hasta que llegue ese momento, me la pasaré atormentado en mi desgracia.
No tengo hambre, no quiero ver a mis hermanos, mi madre a penas y está en casa estos días, no tengo lo que en verdad necesito. Mi imaginación juega y me pide volver al pasado, hacer las cosas bien. Pedirle una cita a Katia a pesar de su relación o como mínimo robarle un beso; decirle al maestro que no vaya en ese viaje que le quitó la vida. Supongo que al final me voy a arrepentir de lo idiota que he sido.
Arrebatarme la vida sería una opción extraña. Nadie me va a extrañar, nadie piensa que soy un buen hombre, la gente me aprecia por lo que necesitan de mí no por lo que soy en realidad. De todas formas, el maestro me lo prohibió. Creo que sabía lo que iba a pasar. Ese maldito y sabio hombre, no pierde la oportunidad de hostigarme aun estando muerto. Lo extraño, y a pesar de eso, no lloré el día que lo enterramos.
¿Cómo definir a un hombre con una palabra? Sabiduría, alegría, esperanza, corazón. Cualquiera le queda perfecto.
Cerré los ojos y me quedé dormido.
-Aquiles.- Decía mi maestro.-Aún no estás preparado para enfrentar a una persona. Debes esforzarte más.
- Pero maestro, ya he entrenado durante años, ¿qué me hace falta?-
Ambos sosteníamos una espada de madera a mitad de un campo verde con la puesta de sol detrás. El maestro me observaba. Tenía la punta de su arma tocando el suelo y su cabello blanco volando con la brisa de primavera.
- Corazón, Aquiles, corazón es lo que te hace falta. La habilidad de un guerrero no se basa sólo en la fuerza o en la inteligencia. Tu verdadero poder está dentro de ti, en tu espíritu; en el deseo por proteger a las personas que amas y en la necesidad de salir adelante ante cualquier obstáculo.
- Creo que jamás lo lograré.- Dije con una boba sonrisa.
- Aquiles.- Miró al suelo un segundo y regresó la vista con firmeza.- ¿Cual es tu peor miedo?
-Maestro, siempre me está preguntando lo mismo, ¿a qué se refiere?
- Algún día lo entenderás.
Desperté.
- Otro día.- Susurré.
Al bajar las escaleras se escuchó el escándalo de siempre.
- ¡Bájate de mí, coño!
- ¡No! regresa mi pan.
- ¡Yo no tengo tu pan, que te bajes he dicho!
- ¡Celestia ya deja a Ciddis! ¡Tienes el pan en la mano!
- A numa.- Gritó Max
Ignoré a todos y salí de casa en dirección a la taberna de Donete. Esta vez el lugar estaba cerrado y ponía una nota que decía: Aquiles, está cerrado.
- Ese maldito.- Refunfuñe.
Giré mi cabeza al suelo y ahí seguía la nota que me había dado Donete.- ¿Por qué no?- Pensé- Una cosa más, una cosa menos. Mejor esto que regresar a mi casa.
Caminé un par de horas, por mi mente cruzó lo mismo de todos los días. Ya se había vuelto rutina desde hace meses, y luego de andar un rato sin rumbo, busqué la caverna.
Llegué a una cueva oculta entre varios arbustos, cerca de la plaza, me sorprende que no la hubieran encontrado todavía. Me acerqué y noté que había seis espadas en una gran roca que simulaba ser una mesa. Todas delgadas y largas. Una de ellas tenía un par de alas apuntando en sentido contrario luego del mango y un leve brillo morado. Otra con un brillo rojo y algo similar a las plumas de un ave fénix. La tercera era una espada común, como la que tienen los guardias, bastante lujosa con un mango color negro y la hoja de acero con un leve brillo marrón. Una de las más extrañas parecía estar hecha de cristal o diamante, puesto que su color era azul en diferentes tonalidades y desprendía un brillo igual. Luego del mango tenía una estrella con una esfera en el centro. La penúltima era la más rara, una espada color morado muy oscuro con un contorno que desprendía una tonalidad negra, como una sombra alrededor. Y la última era una espada muy bonita, con diferentes tonalidades y una esfera color azul al pasar el mango, de ella no se desprendía ningún brillo.
- ¿Qué es esto?
Me acerqué a las espadas. Justo detrás de la mesa de piedra había una carta. La tomé y guardé en mi pantalón.
- Bueno, ustedes vienen conmigo. Mamá debe saber sobre estas cosas.
Levanté la primera espada, la de las alas de acero, rápidamente un pensamiento cruzó por mi mente: Lee la carta.
Abrí el sobre y como si fuera lo que la espada quería, lo leí:
Aquiles:
Déjame decirte algo que ya sabes, el mundo no es solo felicidad y armonía, es un lugar malo y sucio, y no importa que tan fuerte seas te va a tumbar de rodillas y te dejará ahí por siempre si lo dejas. Tú, yo, ni nadie va a golpear tan duro como la vida. Pero no se trata de que tan duro puedas golpear, se trata de que tanto puedes aguantar y seguir adelante, de cuanto puedes resistir y seguir adelante.
El dolor es temporal, puede durar un minuto, una hora, un día o hasta un año, pero eventualmente perecerá y otra cosa tomará su lugar. Sin embargo, si te das por vencido, durará para siempre.
Dicen que en la vida quien pierde el techo, gana las estrellas y es así. A veces pierdes lo que querías, pero conquistas lo que nunca imaginaste. No todo depende del tiempo, sino de la actitud con que se mira la vida.
El tiempo es como un río, nunca podrás tocar sus aguas dos veces, porque el agua que pasó nunca pasará de nuevo. Aprovecha cada minuto, segundo y hora de tu vida y recuerda: Nunca te fijes en la apariencia de las personas porque esta cambia con el tiempo. No busques a la persona perfecta, porque no existe. En cambio, ama las imperfecciones de las personas, que eso es lo que las hace realmente únicas. Busca por encima de todo, a alguien que sepa tu verdadero valor, que te quiera y acepte con todo y tus días grises.
La vida no es color de rosa, hay muchas escalas de grises que pintan el paisaje de tus días. Pero sin ellos, no entenderíamos el verdadero valor que posee, y lo hermosa que puede llegar a ser. Amate, ama el mundo y después entrega ese amor a todas las personas dentro del planeta, porque de eso se trata la vida.
Y después de mucho tiempo por fin lloré las penas que tenía mi corazón.
- Gracias... maestro.
ESTÁS LEYENDO
Arte Elemental: Susurro de la vida
FantasiGatea, camina, corre o vuela. Cualquiera de esas cosas es valida en un mundo de fantasía. Pero no pares de soñar, imaginar o creer. Ya que, cuando comiences la lectura, no podrás vivir lo que las palabras tienen para ti. En esta historia se narra la...