Capítulo 53. Centro del mundo.

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-Mamá, traeré a Sara a cenar hoy luego del trabajo, quiero proponerle matrimonio de una vez por todas.

- ¿Pasarás por ella?

- No, ella vendrá a casa pensando que ustedes la citaron y yo llegaré de sorpresa. Juro, por lo más sagrado, que esta vez sí voy a darle el anillo.

- Ay, hijo, eso dices siempre pero no lo cumples.

- Madre, es la última vez que te lo digo, hoy será mi prometida.

-Te creeré cuando lo vea.- Se acercó y besó mi frente.- Anda a trabajar que se te hace tarde.

Salí corriendo muy animado, traía el anillo en mi bolso y por lo más sagrado que no lo dejaría caer.

Hoy, como de costumbre, antes de llegar al trabajo ayudé a una ancianita que siempre va al mercado a la misma hora, me dice que tiene una dieta y por eso compra fruta todos los días. A mi me da algo de gracia, creo que está un poco loca por la edad que tiene, pero no debo juzgar o seré juzgado.

Terminé mi día laboral más rápido de lo que pensé. Supongo que estuve animado por lo que pasaría hoy en la noche. No paraba de temblar. Habíamos quedado que nos veríamos a las nueve para cenar, ya que mamá llega a esa hora regularmente, pero voy a llegar antes, solo por que quiero prepararle algo más romántico aún: quizá poner el anillo en su comida, en una copa de vino, o quizá en el lugar más obvio del mundo para que no se diera cuenta de nada.

El sol bajó de camino a casa de mis padres. Me sentí diez veces más nervioso y me cuestionaba si hacer esto estaría bien, digo, ya lo he intentado otras mil veces y fallé, pero bueno, la mil y una vez deberá ser la definitiva. Esperemos que nada salga mal.

Las calles estaban solas, el viento soplaba con fuerza y un par de aullidos resonaban a lo lejos. La puerta de mi casa estaba entreabierta y creo haber alcanzado a escuchar un quejido de dolor. A la casa también la envolvían las tinieblas.

Me acerqué y abrí la puerta...

Arte Elemental: Susurro de la vidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora