Capítulo 39

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Al pasar los días, los preparativos ya estaban completos, ahora solo quedaba esperar. Katia y yo nos habíamos mudado a una casa en la zona dos, la zona más hermosa a mi parecer, y en donde nuestros hijos podrían vivir muy tranquilos. Pero aún faltaba transportar algunas cosas. Cajas más que nada. Y antes de irme aquel día de casa de mamá, le pedí ayuda a Ciddis.

- Bien, ya son todas las cajas.- Dijo suspirando por el cansancio.- ¿Falta algo?

- No, era todo.

- Bien, porque debo sentarme y tomar algo, ¿tienes jugo?- Se sentó en la escalera.

- Sí, yo igual debo beber algo. Déjame ver.- Revisé en la alacena. Tenemos un jugo de no sé qué será. En este lugar hay tantos árboles y frutas que no tengo idea de cuál agarre Katia.

- Lo que sea es bueno.- Nos serví y bebimos ese delicioso y dulce jugo morado.

- Ya casi es tu boda. ¿Cómo te sientes?

- Nervioso y feliz. Nadie te prepara para eso. Luego de conseguir un buen lugar, un buen traje, varios asientos y una mujer que quisiera comprometernos, tenemos todo listo.

- ¿Será bajo el mandato de los dioses?

- Sí, Katia lo prefiere. Ella nunca los ha visto como algo malo. Dice que las historias que se cuentan son ridiculeces que se inventó la gente, que por eso aún hay personas que los adoran. Incluyéndola.

- Pues quien sabe, Aquiles. No nos ha pasado nada malo, o bueno, muy malo. Créeme que estoy dudando en su bajeza. Pienso que nos protegen.

- Puede ser. Por ahora, esperemos a que ese día sea uno de los mejores.- Coloqué el vaso en la mesa y suspiré. Por mi cabeza ocurría una sinfonía muy extraña, como algo que te alerta antes de que cometas una estupidez. Decidí ignorarla.- ¿Alguna novedad?

- Déjame pensar...- Puso su dedo sobre la barbilla.- Sólo se me ocurre el libro que he leído desde hace tiempo.

- ¿A sí? ¿De qué trata?

- Es un poco extraño. Habla sobre seres mágicos y cosas de fantasía.

- ¿Es bueno?

- Lo suficiente. No describen muy a detalle las cosas, pero es buen libro.

- Yo también he comenzado a leer un poco. Hay un inicio que me llamó mucho la atención, decía: Y vivieron felices por siempre. Ese era el inicio. Me dejó en duda y continué.

- Genial. El mío decía: La ventaja de estar en un mundo diferente es la posibilidad de ignorar todo lo que conocemos.

- ¿Cómo se llama ese libro?

- El silencio azul.

Arte Elemental: Susurro de la vidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora