- Hemos llegado. Es algo predecible por parte de los dioses que nuestro encuentro sea en este lugar.- Exclamó Aquiles chocando su espada contra el suelo.
-...
-...
- Ciddis, Celestia. Primero será este bastardo, después buscaremos a los controladores del destino y los aniquilaremos. Mataremos a aquellos que están sentados en el trono.
Los chicos se encontraron en la zona cuatro, junto al dojo del maestro, la única construcción sin destruir además del castillo y la casa de su madre.
Aquiles podía sentir las vidas, la oscuridad, la magia. Había recibido un poder increíble gracias a que ahora tenía una única emoción, algo constante que no era ni miedo ni armonía. Su poder aumentó tanto que no necesitaba un catalizador para manejarlo. Se sentía seguro de que sus enemigos no lo volverían a ver gracias a su alta velocidad y además comprobarían la furia de un dios en carne y hueso. Ahora un aura azul le rodeaba el cuerpo resaltando su brillo. La regeneración también aumentó. Antes de irse del campamento la puso a prueba y cortó una de sus manos usando sólo el viento, a los dos segundos le creció otra. El clima lo obedecía. Ya era de otro nivel.
Antes de entrar, las nubes se fueron reuniendo en espiral sobre el dojo, los ojos de Aquiles se tornaron amarillos y el suelo fue obligado a descender debido a la energía que emanaba de su cuerpo. Varias rocas levitaron junto a él. La puerta fue convertida en cenizas y por fin, luego de haber pasado por tanto, entraron a la pelea final.
El barón estaba ahí. Detenido en el centro. Su cuerpo seguía sin dar señal de vida, como ya le era costumbre. Veía con atención el techo del dojo, algo lo atrapó, pero los chicos no supieron lo que era. Se acercaron lentamente. Su enemigo reaccionó luego de una gran sonrisa. Giró a verlos. Sus ojos estaban oscuros por completo, la piel era como la de un rompecabezas con varias cortadas en todo el rostro y su cabello había comenzado a caerse. El atuendo seguía siendo el mismo solo que sucio y desarreglado. Tan solo ver esa escena provoca repulsión y miedo en cualquiera, menos en estos chicos.
- Siguen con vida... Es una suerte para ustedes que sea así.- Dijo sin tono alguno en su voz.- Ahora, entiendo que deseen matarme... he descubierto tantas cosas en esta vida... Soy... un alfil.- Una lagrima bajó por su mejilla; lagrima de un color negro y tonalidad espesa.- Y ahora, en el momento final, momento en que tengo un segundo de conciencia, me doy cuenta... que cuando muera seré libre.- El hombre salió disparado hacia una pared luego de un terrible estruendo. Al impactar destruyó el muro casi por completo.
- ¡Nos importa una mierda lo que pienses!- Un pequeño relámpago salió del golpe que le proporcionó Aquiles a su enemigo.- Vas a morir de una u otra forma y prefiero que sea en mis manos.
El Barón se levantó. Perdió una parte de ese rompecabezas que simulaba ser su rostro y esta se tornó oscura al tocar el suelo. Igual que la lagrima, parecía que al separarse del cuerpo se convertiría en una mancha con maza.
-Pues que así sea.
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Arte Elemental: Susurro de la vida
FantasyGatea, camina, corre o vuela. Cualquiera de esas cosas es valida en un mundo de fantasía. Pero no pares de soñar, imaginar o creer. Ya que, cuando comiences la lectura, no podrás vivir lo que las palabras tienen para ti. En esta historia se narra la...