Capítulo 37

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- ¿Por qué tardaron tanto? - Decía viéndonos con esos enormes y bellos ojos.- Los esperamos mucho.

- Fue culpa de Aquiles, siempre tarda años en arreglarse.- Sonrió y entramos.

Ahí estaban Ciddis, ya sentado comiendo; Rob y Max jugando con los platos y vasos; Maggie, sirviendo la comida y mamá recibiéndonos con un cálido abrazo.

- Bienvenida mi niña, que hermosa te ves.- Exclamó.- Mi hijo tiene mucha suerte de haber encontrado a una mujer tan linda y atenta.

- Gracias, lo mismo le digo.- Ambas sonrieron. Por alguna razón me sentí ligeramente humillado.

- Oye mamá, hace frío, voy a cerrar la puerta.

- Claro cariño.

Cerré la puerta y dejé el abrigo de Katia sobre una silla.

- ¡Aquiles, Aquiles, Aquiles! ¿Me trajiste algo?- Decía la pequeña Celestia.

- No, bueno, algo así, ya lo sabrás cuando estemos todos.

- ¡Siiiii!- Gritó y corrió a sentarse.

Me acerqué junto a Ciddis y tomé asiento. Él ya había comenzado. Sus dedos estaban llenos de puré y espaguetis con salsa.

- Ya tenías hambre, ¿eh? Campeón.

- Como no tenerla, tardaron años en llegar.

Reí.- Ya sabes cómo son las mujeres.- Observé a mi prometida, ella siempre tan linda. Estaba hablando con mamá no sé de qué cosas pero soltaban carcajadas.- ¿Tú cómo estás?

- Ya voy mejorando. Blanca es, como decirlo.- Se limpió las manos y la boca con un pañuelo.- La mujer perfecta.

- Escuché que se irán de viaje.

- Sí, hace poco lo decidimos, vendría muy bien para nuestra relación tomar unas vacaciones lejos de casa, además es lo que siempre soñamos.

- ¿Salir de vacaciones?

- No, sexo en la playa.- Ambos reímos.

- Eres un ocurrente.

- Ya me conoces, desde pequeño me vestía como niña para entrar en la escuela de blanca, ella fue, como decirlo, tímida en todo momento. Maltratada por sus padres y obligada a hacer cosas que no le gustaban.- Desvió la mirada.- A veces pienso que, si yo no hubiera entrado en su vida, ella se la habría quitado desde muy joven.

- Comprendo lo que dices.

- ¿Cómo lo vas a comprender? Eres Aquiles, el hombre sin problemas, quien tiene todo bajo control y a quien todos aman, incluyéndome.

- Pues, no estoy seguro, pero algo en mí... siente que, la entiendo. Mírame. Katia es mi todo. Sin ella no sé qué sería de la vida. Tú eres todo para Blanca. Es por eso por lo que nos caemos tan bien. Compartimos un sentimiento.

- Supongo que te doy la razón. Ganaste esta ronda, hermano.- Bebió un poco de vino azul celeste.

- Pero cuéntame, ¿qué más has hecho de tu vida? Ya hace tiempo que no nos veíamos.

- No mucho, hace poco encontré un...- Tocaron a la puerta. Mi corazón dio un vuelco. Una sonrisa se plasmó y de mis ojos las lágrimas gritaban por libertad. Sabía que, ese era el momento que tanto estaba esperando, momento que posiblemente sea el más feliz de mi vida antes de nuestra boda. La puerta se abrió lentamente. Otra vez Celestia fue a recibir al invitado. Ahí estaba él. Mi maestro.


Arte Elemental: Susurro de la vidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora