Han estado cambiando un par de cosas: la seguridad del castillo jamás estuvo tan alta, mi padre no sale de su lugar para experimentos al cual no me puedo acercar y mis escapes ahora son nulos. Solía decir a los aldeanos, antes de regresar a casa, que regresaría con oro para ellos y podríamos convivir un rato más. Eso ya no es posible. La última vez que escapé fui atrapada por uno de los guardias y me llevó hasta mi padre. Él me regañó y me dijo que obtendría mi castigo.
- Disculpe-. Tocaron a la puerta de mi habitación.- Señorita, ¿puedo pasar?
- Claro.- La puerta se abrió. Lo primero que vi fue a un cachorro blanco super lindo, luego, un hombre, quizá siete años mayor a mí, se paró frente a la entrada. Era bello, he de admitir, poseía la cabellera hasta los hombros en un color oscuro como la noche, la piel clara y limpia, sus ojos color café avellana con un toque de verde y una armadura del mismo color que el cabello. Además tenía una enorme espada en su espalda.
- Buenas tardes, señorita.
- ¿Usted quién es?- Dije algo apenada, creí haberme puesto roja... eso hasta que me dijo las palabras que, sabía yo, me privarían de libertad el resto de mi vida:
- Mi nombre es John, soy su nuevo protector personal.
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Arte Elemental: Susurro de la vida
FantasyGatea, camina, corre o vuela. Cualquiera de esas cosas es valida en un mundo de fantasía. Pero no pares de soñar, imaginar o creer. Ya que, cuando comiences la lectura, no podrás vivir lo que las palabras tienen para ti. En esta historia se narra la...