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Bajo a la cocina por un vaso con agua y camino lentamente a mi habitación sin dejar de mirar la puerta principal hasta perderla de vista.

—Creí decirte que te fueras —le digo a Yoongi cuando lo veo en mi cama luego de entrar a mi habitación.

—No escuché nada sobre no aparecer en tu cuarto.

Apago la luz y me meto a mi cama ignorándolo.
Como un buen acto planeado, la luz de la luna entra por mi ventana y choca con el rostro de Yoongi, haciéndolo sobresalir en la oscuridad de mi habitación.

—Idiota, tonto, desgraciado —le grito molesta y le lanzo un par de cojines de mi cama—. ¿Así será siempre? ¿Te irás cuando se te de la gana y volverás mostrando tu bello rostro para encontentarme?

—Me alejo para salvar tu vida.

—¿Salvar mi vida? —Me pongo de pie sobre la cama y avanzo hacia él—. ¿Y no te das cuenta de que tus acciones son las que me están matando?

—Pues mi ausencia no es la que casi te mata en un incendio.

Llevo ambas manos a mi rostro para tratar de ahogar un grito y espero que las dos habitaciones y el baño que me separan de mi padre sean suficientes para que no escuche mi escándalo.

—Yoongi...

Me dejo caer de rodillas sobre mi cama, le doy un golpe en la espalda y tiro de su cabello harta de su cinismo y falta de interés.

—¡Oye! —Me sujeta con fuerza de las muñecas y me inmoviliza—. No hagas un berrinche como los niños y cálmate.

—Estoy harta de todo esto, estoy harta de ti...

Me suelta las muñecas y me abraza.
Me pega con fuerza a su cuerpo y su respiración sobre mi cuello me desestabiliza por completo.

—Lo que pasó hoy fue obra de Agust. Te quiere hacer daño Hana, y no le importa la manera.

—Entonces quédate a mi lado para que no pueda hacerme daño...

—No, no no, eso no —niega varias veces y me suelta—. Incluso yo soy un peligro para ti.

Este cuento ya me está cansando.
Lo entiendo, me lo demostró la última vez que nos vimos. Pero es que me da coraje no poder estar bien con Yoongi. Y tan sólo de pensar en lo que ese maldito le hace me da rabia.

—Detesto esta situación, detesto que te esté haciendo daño.

—Estoy bien Hana —me dice sonriendo—. Estoy bien si tú estás bien.

—Pero no estoy bien —aprieto sus manos y uno nuestras frentes—. No estoy bien porque me haces falta.

—No quiero que se repita lo de la otra vez...

—Ni yo —le interrumpo—, no quiero que te vayas y desaparezcas por varios días.

—No hablo de eso —dice despegando nuestras frentes y mira al suelo—. Hana, debo mantenerte a salvo de mí mismo.

—Es que yo confío en ti, sé que no me quieres hacer daño...

—Yo no —me toma del rostro con ambas manos y nos miramos a los ojos—, pero mi padre sí. Él es muy poderoso y se apodera de mi mente para ordenarme cosas que no quiero hacer. Toma todo el deseo que siento por ti y lo transforma en ganas de matarte.

Eso último me deja sin habla, y ahora soy yo la que mira despistada al piso.

Agacho la mirada y comienzo a jugar nerviosa con mis manos.

—¿Me deseas? —Le pregunto en voz baja y bastante apenada.

—¿De todo lo que te dije fue lo único que escuchaste? —Habla ya más calmado y un poco burlón.

—Es que, es la primera vez que me dicen que me desean.

—¿Acaso alguien ya te ha dicho que siente ganas de matarte?

Sonrío ante su pregunta y ahora me siento más apenada que antes.

Yoongi pasa un mechón de mi cabello por detrás de mi oreja y levanta mi rostro sonrojado para que lo mire a los ojos. Tiene esa estúpida sonrisa burlona que estoy comenzando a adorar. Trato de no verlo, pero me es imposible, sus ojos me llaman por sí solos y los míos parecen escucharlos porque obedecen a la perfección.

—Sí —me responde—. Te deseo como a nada, como nunca llegué a imaginar.

Desliza su mano por toda mi mandíbula y me acerca hasta sus labios. Me besa con suavidad y yo me agarro de su cuello cediendo ante él.

Por necesidad, instinto o simples ganas, intensifico nuestro beso.

Paso una pierna al rededor de él y me siento en su regazo, sin dejar de besarlo lo inclino hasta dejarlo sobre mi cama, me despego de él un instante y en un movimiento veloz me deshago de mi blusa.

Ahora es él quien nuevamente une nuestros labios y pasa sus manos sobre mi espalda, se detiene casi en mis hombros y el tacto de su manos me quema. Y no de una manera excitante, en verdad siento que sus dedos son como brasas encendidas sobre mi piel, sin embargo no le doy importancia.

Recorro su abdomen con mis manos y me detengo en la orilla de su pantalón, poco a poco deslizo mis dedos nuevamente sobre su abdomen pero ahora por debajo de su delgada playera. Siento cómo mis hombros son liberados de ese ardor y comienza a recorrer toda mi espalda con sus finos y ardientes dedos hasta finaliza en mis glúteos.

Bruscamente los toma y con firmeza me levanta de su regazo para dejarme caer al suelo al ponerse de pie.

—No. Perdón —me dice.

¿Perdón?

¿Así nada más?

No se se está disculpando por haber perdido el bolígrafo que le prestó alguien en la clase, esto es más grave.

¡Perdón!

Lo miro desde el suelo, con un nudo en la garganta y mil litros de lágrimas amenazando con salir.

Antes de siquiera pode articular algo, desaparece de mi habitación, junto con mi dignidad.

Luego de unos minutos en el suelo, me pongo de pie y me meto a mi cama. Lanzo las almohadas al piso y me acuesto de lado abrazando mis rodillas para al fin soltar todo el llanto que había acumulado.

Yoongi me hizo sentir como la peor de las basuras, como una mujer sin valor alguno. No sólo me hizo sentir como si no valiera nada, me lo demostró tirándome al suelo.

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Mucho drama, amixes.
Me amo, xD.

(Okno)

(ㅜㅡㅜ)

Dark Paradise.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora