Dark Paradise.

[50]

Un año después.

Le doy un fuerte abrazo a mi padre mientras bebe café y me despido de él para ir a clases.

Sí, decidí retomar mis estudios.

Yoongi y Jimin se fueron y entendí que mis acciones no iban a hacerlos volver.

—Gracias por el desayuno —le digo ya en la puerta.

—Hana —me llama mi papá y me detengo a escucharlo justo antes de salir—. Feliz cumpleaños.

Le sonrió y me despido de él nuevamente mientras salgo de casa.

Al llegar a la parada de autobús busco mi celular para ver la hora.
Busco por toda mi bolsa y cuando lo saco por accidente se me cae una moneda.

La veo rodar y me inclino para tomarla. Cuando la moneda cae a la calle, una fuerte y repentina corriente de aire me hace irme de lado, evitando así llegar a la orilla justo cuando un carro pasa muy cerca.

—Por Dios, ¿te encuentras bien? —Me pregunta una señora detrás de mí.

Asiento con la cabeza y le sonrío mientras me hago para atrás para alejarme de la orilla.

¿En verdad es Jimin quien está haciendo todo esto?
Aunque ya no lo vea, ¿él sigue cuidando de mí como me lo dijo?

No es la primera vez que me pasa algo similar, y de ser él, debe estar muy molesto a ver lo distraída que sigo siendo.

Durante la mañana tomo mis clases con normalidad y a medio día recibo una llamada de Jin, para invitarme a comer.
Hemos vuelto a pasar tiempo juntos, después de todo, siempre seremos buenos amigos.

O eso espero.

Aunque parezca extraño, tengo una buena relación amistosa con Namjoon. Me agrada, y me hace feliz que esté con Jin.
Ambos parecen complementarse y se nota que disfrutan su compañía.

—Esto es para ti —dice Jin y deja una bolsa de regalo sobre la mesa—. Feliz cumpleaños.

—Dijiste que invitarme a comer sería mi regalo, ¿qué es esto?

—Si no lo quieres...

—No, lo quiero —digo rápidamente y tomo la bolsa justo antes que él.

Al abrirla y mirar, me doy cuenta de que es una blusa color rosa, y al sacarla, no puedo evitar reír fuertemente.

—¿Qué? ¿No te gusta? —Me pregunta sonriendo.

—¿Qué se supone que haré yo con esto? —Cuestiono con burla y le muestro el frente de la blusa.

Tiene una imagen de Jin como estampado, con su rostro más grande que su cuerpo y guiñando un ojo.

—Apuesto a que es el mejor regalo que te han dado, ¿verdad?

—No lo sé, pero el más raro, seguro.

Ambos nos reímos y vuelvo a meter la prenda a la bolsa luego de agradecerle.

Después de comer damos un corto paseo. Le surgen imprevistos y nos despedimos en el centro de la ciudad.

Tenía mucho tiempo que no salía a pasear, mirar tiendas, hacer compras.
Cosas de ese tipo.

Es demasiado temprano para ir a casa, mi padre ni siquiera ha salido del trabajo así que mejor me tomo un tiempo antes de regresar.

Al pasar por una florería, no puedo evitar mirar las rosas blancas.
Me siguen trayendo viejos recuerdos.