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Jamás me puse a pensar sobre mi madre, ella murió y era todo lo que tenía que saber. Fue todo lo que me dijo mi padre, y todos mis familiares.

¿Un ángel?

No lo creo.

Ni siquiera me permito el pensarlo.

Simplemente me niego a creerlo.

—¿Mi padre sabe todo esto? —Le pregunto a Jimin justo antes de llegar a casa, luego de una caminata en silencio.

—No, nunca lo supo. Tu madre nunca se lo quiso decir.

¿Así porque sí?
Estas son cosas que no se ocultan.
Me parece raro.
Sigo sin creerlo.

—¿Por qué no me lo habías dicho?

—No quise hacerlo tan pronto...

—¡Se trataba de mi madre! —Grito interrumpiéndolo—. ¿Cómo pudiste ocultarme algo así?

—Tu madre me lo pidió —Jimin toma mis manos y me hace mirarlo a los ojos—. Pero ahora mismo te diré todo, te diré la verdad.

Tomamos asiento en la banqueta, coloco a Min sobre mis piernas y comienzo a acariciarlo.

—¿Eras muy amigo de mi madre?

—Sí —responde y esboza una gran sonrisa—, lo fuimos por muchos años.

—Háblame de ella —le pido.

Murió cuando era muy pequeña, no la conocí mucho y no recuerdo la mayoría. Nada, mejor dicho.

—Éramos muy buenos amigos, me hizo prometer que te iba a cuidar antes de... morir.

—¿Murió en un accidente? —Siento un escalofrío al preguntarlo, miedo, para ser exacta.

—No. No podemos morir así —me mira por unos segundos antes de continuar—. Tu madre murió peleando, en manos de un demonio poderoso.

Imágenes fotoestáticas del sueño que me ha atormentado toda la vida se repiten una y otra vez en mi cabeza.

Esa figura negra y aterradora, la imagen blanca y brillante de esa mujer que me de paz al verla pero me invade el miedo cuando la veo morir.

—Ese sueño... —Intento hablar mientras ahogo mi llanto—. El sueño que tengo cada año...

—Así es —me responde—. No fue un sueño, fue la muerte de tu madre y tú... tú presenciaste todo eso.

—No, no. No es verdad. Ella murió en un accdiente, su auto se incendió...

—Y se conviertió en ceniza —me dice él.

Me toma del brazo para que lo mire a los ojos y calma mi llanto.

—Ahora entiendo mi dolor, mi temor y el sufrimiento que me invade al tener ese sueño. Eso en verdad pasó y yo.. yo estaba ahí y ese sujeto...

—Sí —habla, como si estuviera en mi cabeza—. Era yo, yo te saqué de ese lugar.

—Pero no lo entiendo —digo enfocando mi atención en la calle—. Mi madre murió cuando yo era una bebé todavía, ¿por qué en mi sueño parezco mayor? No pude haber presenciado eso...

—Tu madre murió cuando tenías siete años.

La voz de Jimin suena repetidas veces en mi cabeza y me siento hasta mareada al razonar lo que me acaba de decir.

—No es verdad —niego repetidas veces con la cabeza—. No recuerdo nada. ¡Cómo!

—Tuvimos que borrar tus memorias, y las de tus familiares y conocidos.

Dark Paradise.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora