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[Días después]

Estoy sentada sobre el césped del jardín de la universidad.
Repasando por milésima vez sobre la historia universal.

Una estela de humo negro alcanza las hojas de mi libro y claramente sé de qué se trata.

Yoongi, claro.

—Hola.

—Hola —lo saludo sin quitar la vista de mi libro.

—¿Qué lees?

—Sobre la revolución de Rusia, los golpes de estado y tengo que aprenderme seis artículos de su constitución  —le respondo y cuando suena la campana me pongo de pie y tomo mi mochila—. Tengo clase de historia, te veo luego.

En el aula busco a Jimin por todos lados pero no aparece. Cuando el profesor entra al salón me doy por vencida y saco mis apuntes.

Durante el almuerzo me voy de nuevo al jardín para continuar estudiando y aprovecho cada momento y hora libre para ponerme al corriente con historia, cálculo, física y literatura.

Todo el día me la pasé sola, pero a cada momento los busqué con la mirada por todos lados.

—Hola —saludo con un beso y un abrazo a la señora Lee al entrar a la cafetería.

—Qué gusto verte —me dice.

—¿Está Jimin? —Le pregunto sin rodeos y le sonrío.

—Está atrás, ahora lo llamo.

Me guiña un ojo y se da media vuelta.

—¡Jimin! —Le grita alargando su nombre.

Jimin sale con su uniforme y me sirve una taza de café en la barra.

—¿Gusta algo más? —Pregunta cuando llega a mi mesa y deja la taza en ella.

—¿Estás molesto?

—No, ¿por qué?

—Jimin...

—Oye —dice al sentarse conmigo y me sonríe—. En verdad, no estoy molesto. No estoy de acuerdo con tu elección, pero no estoy molesto.

—No te había visto en todo el día.

—Estuve haciendo algunas cosas, pero qué bueno que viniste.

—Quería hablar contigo...

—Espera —me interrumpe—, ya está oscureciendo. En media hora salgo, te llevaré a casa.

Jimin se pone de pie y camina para atender a una pareja de señores que entran al lugar.

Me termino mi café y me atrevo a entrar a la parte de atrás con la señora Lee.

—¿Me permite ayudarla a lavar los trastes?

—Claro que no, los clientes...

—Oiga, somos amigas, ¿no? —Le digo, entrecerrando los ojos.

—Pero Hana...

—No diga más.

Son pocos los platos y tazas que hay para lavar, en verdad muy poca gente viene a esta cafetería y me parece una falta de respeto.

Todo sabe delicioso.
Desde las bebidas hasta los postres.
Y el trato, ni se diga. De primera.

—Jimin me contó que tú y el otro chico están saliendo —inicia ella la conversación.

—No sé si estamos saliendo, de hecho, no sé qué hacer.

—Jóvenes —dice negando con la cabeza.

Dark Paradise.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora