Dark Paradise.

[45]

Tomo mis cosas luego de desayunar con mi papá y salimos juntos de casa.
Subimos al auto y y nos vamos en silencio. Ni siquiera prendo la radio, me concentro en mirar fijamente por la ventana, viendo pasar todo rápidamente ante mis ojos.

—Hana —me llama mi padre de repente y me giro a verlo—. Ya llegamos.

Miro nuevamente por la ventana y veo que llegamos a la universidad.
Abro la puerta del auto y antes de bajar me despido de mi padre.

—¿Segura que quieres volver a clases? Creo que deberías esperar un poco más.

—Estoy bien papá, descuida.

Le sonrío como despedida y me bajo del auto. Entro a las instalaciones y tomo mis clases con normalidad.
A la hora del almuerzo me topo a Jimin y comemos juntos.

—¿Te has sentido mal?

—No —le respondo camino al salón de clases luego de comer—. Aunque me siento un poco aturdida por todo lo que pasó, ya no tengo dolores de cabeza ni tengo esos sueños como antes. Gracias Jimin.

Me despido de él y entro al salón.
Las horas me parecen eternas, y más debido a que Jimin no está el resto del día conmigo.

Los días avanzan y avanzan, y cada vez veo menos a Jimin.
Ya no tiene pretextos para entrar a las clases, ya no debe fingir ante mí.
Sigue yendo a la cafetería, pero creo que sólo lo hace por agradecimiento a la señora Lee.

Taehyung me llama con frecuencia, pero es muy poco lo que nos vemos.
Prefiero que salga con Jungkook, o con cualquier otra persona que le preste atención.
Yo me la paso en otro mundo, pensando en Yoongi, en Jimin, en Agust... incluso en mí.
No sé lo que será de mi vida.
Ciertamente no soy la mejor compañía para nadie en estos momentos.

Casi no como, casi no duermo.
Casi no hago nada.
Mi vida cambió totalmente luego de saber lo que es Jimin, lo que fue mi madre y lo que pude haber sido.

Y Yoongi... Yoongi marcó un antes y un después en mi vida.
Con él sentía que lo tenía todo, aún si tuviera que dar mi vida para poder estar juntos.
Cada cosa que hacía me lo recordaba.
Lo buscaba con la mirada desesperadamente, cada que veía a alguien con una complexión similar a la suya corría tras él con la esperanza de verlo.
En ocasiones llegaba a pensar que Yoongi no había existido en mi vida, pero su chaqueta colgada entre mi ropa me hacía volver a creer en él, luego lloraba durante horas al no tenerlo a mi lado.

Mi vida iba de mal en peor.

Ya han pasado varios meses, hoy fue el último día de clases.
Diciembre está por terminar, el frío intenso es cada día más fuerte, la nieve no ha dejado de caer por casi diez días... y no he visto a Yoongi desde hace mucho.

"Qué bueno que me hayas olvidado", esas fueron sus últimas palabras hacia mí.

☁

—Hana, volviste a dejar tu almuerzo intacto —me reclama mi papá al entrar a mi habitación y ver la comida que horas antes me había llevado—. ¿Cuánto tiempo más seguirás así?

—¿Así cómo? —Le pregunto sin mirarlo.

—Triste, sin ganas de nada. Ni siquiera estás comiendo, mírate, estás más delgada.

—Qué bien —le digo sarcástica—. Me hacía falta perder peso...

Mi padre me toma del brazo y me levanta de la cama con el mínimo esfuerzo.

—No te ves bien, te ves enferma, Hana. Debes comer, salir... quiero verte sonreír nuevamente.

—Es que no puedo... —Me abrazo a él y comienzo a llorar sobre su pecho.