Dark Paradise.

[01]

Abro los ojos exactamente a las siete de la mañana. La noche anterior había tenido el mismo sueño que me ha atormentado toda mi vida -al menos desde que tengo
memoria-, pero no es un sueño que tengo tan seguido, solamente una vez al año. El día de mi cumpleaños.

321 de Scorpion suena en mi celular y lo tomo para apagar la alarma de las siete y cinco.
Me pongo de pie y miro el calendario en la mesita al lado de mi cama; 17 de febrero, no es la mejor fecha para iniciar clases luego de vacaciones.
Entro a la ducha desganada, mis ojeras son más notorias debido a la falta de sueño y trato de ocultarlas con un poco de maquillaje.

Bajo a la cocina donde está mi padre tomando el desayuno y le quito el pan tostado con mermelada que sostiene mientras lee el periódico.

—Lo siento papá, me tengo que ir. No quiero llegar tarde.

—Hana, ¿estarás bien?

Lo miro seria mientras sostengo el pan con mi boca. Le doy una mordida y lo mastico para hablar.

—Ya pasaron más de dos meses papá, ya lo superé.

En verdad, no lo había hecho. La semana antes de vacaciones, había sufrido una ruptura amorosa que me devastó por completo. Pasé a ser la burla de todos.

—Adiós, ya me tengo que ir.

Me cuelgo mi mochila y tomo la perilla de la puerta para abrirla.

—Hana —me detengo al escuchar a mi padre—, feliz cumpleaños.

Sonrío sin decir nada y cierro la puerta para correr a tomar el autobús. Antes de tomarlo, saludo a la señora que vende rosas al otro lado de la calle y le regalo una sonrisa.
Al bajar, camino unas cuadras más para llegar a la universidad.
Afortunadamente paso desapercibida, puesto que el embarazo de la capitana de porristas se ha convertido en la nueva noticia de la que todos hablan.

Después de revisar mi horario de clases camino rumbo al salón de literatura dispuesta a esperar al profesor. No tengo planes de hablar con nadie, no quiero hacerlo.

En el pasillo veo sentado un chico que no me quita la mirada de encima. Me hace sentir algo incómoda y lo ignoro, pero vuelvo a verlo, como si me llamara con su mirada.

Sonrío tan pronto reconozco su rostro luego de unos segundos de observarlo mejor.

Jimin.

Él se pone de pie y camina hacia mí.
Conocí a Jimin el mismo día que terminó mi relación, o bueno, desde ese día comenzamos a hablar, por que la lo había visto anteriormente.
Lo veía muy seguido ya que solía frecuentar el lugar donde trabaja. Nos convertimos en buenos amigos, bueno, nos llevamos bien desde entonces.

—¿Qué haces aquí? —Le pregunto cuando llega hasta mí.

—Voy a estudiar aquí desde ahora. No pensé que tú estuvieras aquí también.

—¿En serio? Es... genial.

—Lo sé.

—Tu cabello, tu ropa, ¿qué te pasó? Eres otro. Por eso no te reconocía.

Viste unos jeans rotos y una playera sin mangas de color blanca. Su cabello es color naranja, lo cual parece un tanto exagerado para mi gusto.
Nada mal para llamar la atención de todos, aunque con su rostro, llamará la atención de cualquiera sin necesidad de mucho porque en verdad que es atractivo.

—Quise cambiar mi aspecto, ¿te gusta?

—Te ves bien. Pero me gustaba más tu cabello oscuro y... el delantal colgando de tu cintura —Jimin hace una mueca de enojo y me río—. Me gusta, te queda bien.