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Saco a Min al jardín y luego de jugar un rato con él decido darle un baño ahí mismo.

—Deja de moverte —le pido una y otra vez—. Sólo es un baño, pequeño.

Le quito todo el jabón del cuerpo y cuando termino de secarlo me pongo de pie agotada.

—Listo —le digo.

Min comienza a ladrar caminando hacia atrás y de repente corre asustado hacia la casa.

—Oye, ¿qué pasa? —Le grito pero me ignora como de costumbre.

—Está asustado —escucho a mis espaldas.

Abro los ojos al instante al reconocer esa amarga voz detrás de mí.
Es el otro Min, para variar.

Estúpido.

Idiota.

—¿No vas a voltear? —Me cuestina burlón y niego con la cabeza—. Pues bueno.

Suelto un suspiro cuando lo veo frente a mí y me doy media vuelta.

—Podemos hacer esto todo el tiempo que quieras —dice nuevamente frente a mí.

—No quiero verte, vete.

—¿Estás molesta?

—¿Yo molesta? ¿Por qué? ¿Porque me dejaste tirada y semi desnuda en el piso de mi habitación? —Le cuestiono irónica—. No sé por qué habría de estar molesta.

—Para ser sincero... no tenías tu mejor ropa interior.

—¡No estoy para bromas! —Le lanzo la toalla medio mojada al pecho, con mucho coraje.

—Al menos no saliste herida.

—¿No? Yoongi, me rompiste el corazón, idiota.

—Entiende Hana, no quería causarte un daño físico.

—¿Y emocional sí? —Pregunto cruzándome de brazos.

—Tampoco. Pero no encontraba manera de ponerte a salvo, por eso me fui, por eso no aparecí durante un tiempo.

—¿Es tu manera de afrontar las cosas? ¿Huyendo cada que haya problemas?

—Es que nuestros problemas son muchísimo más graves que cualquier otro —dice tomándome por los hombros—. Hana, tengo impulsos de matarte.

—¿Y? —Me suelto de su agarre y doy un un paso hacia atrás—. Eso no quita el hecho de que seas un cobarde.

—¿Soy cobarde por proteger tu vida?

—¡Sí! —Grito casi llorando—. Yoongi, yo soy la que está en peligro, yo soy la mortal aquí y sin embargo... Me estoy aferrando a ti como si no hubiera nada más en la tierra porque en estos momento eres lo más importante que tengo. Pero tú, no quieres hacer nada más que huir. Porque eres un maldito cobarde, miedoso y...

Yoongi da un paso hacia mí y me da un golpe en la frente con la suya.

No tan fuerte como para lastimarme, pero sí lo suficiente para hacerme callar.

Pasa sus brazos por mi cuello y me hunde en su pecho recargando su cabeza sobre la mía.

—Te extrañaba tanto, Hana.

Sí, se nota.

—¿Sabes qué quiero?

—¿Qué?

Me separo de él y coloco mis manos en su pecho.

—Quiero darte una gran bofetada —le digo sonriendo.

Dark Paradise.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora