Al terminar la clase salimos del laboratorio. Tomo mi mochila pero Jimin me la quita y la cuelga en su hombro.
¿Acaso esperó el resto de la clase parado junto a la puerta?
—Gracias —le digo.
—¿Nos vamos? —Pregunta, con su particular sonrisa, esa que lo hace cerrar los ojos.
—Ah, olvidé decirte que me inscribí al taller de música.
—¿Música? —Cuestiona mientras avanzamos.
—Sí, ¿por qué?
—¿Sigues tocando el piano?
Me detengo en el pasillo al escucharlo. Hace más de cinco años que no lo toco y nunca se lo comenté, en verdad Jimin sabe mucho de mí.
Hasta me da miedo.
—Creo que ya perdí la práctica, por eso quiero volver a hacerlo.
—Me hubieras dicho —habla mientras comenzamos a bajar por las escaleras—, me hubiera gustado estar contigo.
—¿Tocas algún instrumento?
—No soy el mejor, pero sé tocar la guitarra.
—Qué curioso —le digo al detenerme frente el salón—, creí que los ángeles tocaban el arpa.
Intento reír, pero la cara de Jimin me hace creer que mi broma no fue buena.
—Oye, eso fue como ofenderme —dice con una mano en su pecho.
Yo río al fin y le quito mi mochila del hombro.
—Perdón si te ofendió mi comentario. Gracias y hasta luego.
—¿Puedes ir al café cuando salgas?
—Está bien —le respondo y me cuelgo mi mochila.
—Adiós Hana.
Se acerca y me da un largo beso en la mejilla. Siento como mi cuerpo se tensa con el simple roce de Jimin sobre mi piel y no sé si me gusta o me da miedo.
—Adiós Jimin —digo y me doy media vuelta para entrar al aula.
Cierro la puerta detrás de mí y lo primero que capta mi atención es el chico del fondo, vestido de negro y de cabello gris.
¿Qué hace él aquí?
Camino por el salón y busco un lugar vació. El único que está solo es uno con Yoongi y otro que está adelante de él.
Al menos no me voy a sentar a su lado.
—Está ocupado —me dice una chica que se sienta apresurada en el lugar que quiero—. Te puedes sentar atrás.
—Pero... —Suspiro resignada y niego con la cabeza.
Miro fugazmente a Yoongi, quien no me ha visto en ningún momento y avanzo hacia él.
—¿Tú hiciste esto de los asientos? —Le pregunto tan pronto me siento a su lado.
—¿Crees que yo influyo en todo lo que te pasa? —Insinúa en un tono de ofensa.
—Sí —respondo sin titubear.
—Pues no es del todo cierto. Aunque sí —me mira finalmente y sonríe—, yo hice lo de los asientos.
—Eres como un acosador. ¿Así será de ahora en adelante?
—¿Yo? ¿Acosarte? —Pregunta indignado—. Eres tú la que me sigue. Me inscribí desde el viernes, ¿cuándo lo hiciste tú?
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Dark Paradise.
FanfictionEn el destino está sellado con sangre que Ángeles y Demonios son enemigos naturales. Cada uno se rige bajo sus normas y pelean por sus causas. Defienden con su vida sus leyes y las respetan con devoción ante todo. Pero hay una ley que ambos están di...