03

7K 604 1.2K
                                    

La noche no tarda en llegar, el silencio que se había formado entre aquellos dos chicos sigue presente y al parecer ninguno lo romperá.

Komaeda está que juega con la cadena que porta, mientras, el contrario está observándolo sin haber parpadeo.

Al principio de los minutos para el albino era incómodo, pero ya se acostumbro y debe admitir que le gusta.

—Kamukura —llama sin mirarlo— ¿Siempre observas a las personas de esta manera?

—No —responde serio.

Aquello hace que el gris mire al rojo con sorpresa.

—Entonces, por qué me miras.

Kamukura parpadea lento, se pone de pie y camina hasta entrar a quién sabe qué lugar.

— ¿Kamukura? — Pregunta mirando la puerta por la cual ha entrado y escucha el ruido de una licuadora.

Komaeda frunce el ceño, molesto, por haber sido ignorado y suelta un pesado suspiro.

El omega sabe que está mal que este con un alfa, es decir, qué pasa si le hace algo malo, claro que no le importaría lo que le hagan; sin embargo, no puede dejar pasar la sensación de intranquilidad. Por más que el alfa le transmita seguridad no sabe qué tipo es en realidad.

Por un momento, piensa que va a matarlo. Aunque, tampoco es que le importe morir, sin embargo, le gustaría hacerlo después de haber apreciado la absoluta esperanza brillar como dos talentos maravillosos chocan.

Komaeda evita gemir de excitación y decide distraer su mente viendo alguna película.

Luego de unos minutos, Kamukura sale de la cocina y se pone detrás del sofá en el cual se encuentra el omega con un semblante aburrido.

—Komaeda.

El nombrado salta del susto y gira la cabeza para mirarlo, todavía, asustado.

— ¿Qué sucede, Kamukura?

No responde.

— ¡¿Eh?! — Exclama el omega con los ojos bien abiertos cuando está que lo carga al estilo nupcial, de nuevo— ¡Pero, qué haces! ¡Bájame!

—Eres demasiado ruidoso —comenta haciendo que el contrario se avergüence.

—Lo siento.

Kamukura deja al albino encima de una silla y sabe la reacción que va a tener. Los ojos grises observan el plato de sopa que hay delante suyo y parpadea confundido.

— ¿Qué es esto?

—Comida.

El omega se molesta, claro que sabe que es comida.

—Me refiero a que... —sacude su cabeza para aclarar las ideas—,....por qué.

—Debes comer, Komaeda —menciona cruzando los brazos.

—Gracias, pero no gracias —aparta un poco el plato, aunque no quiera hacerlo.

El alfa alza una ceja, extrañado, debido a que aquella no era la reacción que había analizado.

—No pienso comer nada hecho por Kamukura-san —el tono que usa es de desconfianza—. Podría tener algo.

—No seas ridículo —masculla serio—. Si quisiera hacerte algo, lo habría hecho.

Komaeda muerde el labio y juega con la cadena.

—No lo comeré.

—Como quieras —dice con el mismo tono de seriedad y sale de la cocina rumbo a la segunda planta.

Impredecible © (Kamukoma/Omegaverse) [Primera Temporada] |Terminada|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora