Por unos breves segundos, tiene la necesidad de girar el rostro para poder mirar a través del cristal de la pequeña ventana, pero no lo hace debido a que recuerda el panorama. Solo vería el cielo rojizo, partículas de humo volando y la desesperación consumiendo la ciudad Towa, es mejor sino lo hace.
Un suspiro se escapa de sus secos labios, pasa la lengua sobre ellos para humedecerlos y pone atención a su lectura. El caso sobre quién mató a las dos chicas en el club, es interesante; aún, se cuestiona la razón por la cual Kamukura le da libros de asesinatos, tal vez, pueda preguntarle cuando regrese.
El albino se ha dado cuenta de que el contrario está actuando de una manera, cómo decirlo, tierna y cariñosa. En estos tres días, ha estado cuidando de su persona con demasiada delicadeza, le trae las tres comidas del día, se queda hasta altas horas de la noche, le lee y acaricia, ya sea su cabeza o mejillas, con suavidad hasta en una oportunidad le dio un corto beso sobre los labios, lo cual hizo que se pusiera rojo como un tomate.
Unos cuatro golpes en la puerta hace que salga de sus pensamientos, alza la mirada para observar como el azabache ingresa, mientras se saca el saco y lo pone encima del respaldo de la silla. Seguidamente, camina hasta quedar frente al omega para plantar un beso en la blanca cabellera y decir:
—Volví, Nagito.
Se sonroja levemente.
— ¿Co-cómo te fue?
No lo mira, tiene que calmar a su corazón primero.
—Aburrido.
— ¿Toko…
Asiente.
—Todavía, está en pie lo del intercambio.
—Gracias, Kamu.... —calla cuando este ha alzado una ceja—, Izuru —murmura con pena—. Gracias por ayudarme con el juego.
Permanece callado y se sienta en la sillón de color marrón oscuro, el cual está posicionado a unos cuantos centímetros de la cama.
El rojo mira el libro de portada azul marino.
— ¿Cómo vas?
—Oh, está interesante —responde con una sincera sonrisa—. Tengo la intuición de que el asesino es la enfermera —recuerda la pregunta—. Mhm, Izuru —lo mira fijamente— ¿Por qué solo me das libros de asesinatos?
— ¿No te gustan?
Niega con rapidez.
—No, no es eso —aclara sus ideas—. Me gustan mucho, pero creo que es extraño; pienso que hay una razón en particular.
Se pone de pie al ver la hora. El omega debe tomar los medicamentos o, mejor dicho, la cura de su enfermedad.
—Tienes otra pregunta —dice tras haberlo analizado y chilla como queja—. Puedes decirme, Nagito.
Asiente, lo sabe y se sonroja más por lo atento que está siendo con su persona.
Hace que quiera más.
Y aquello solo hace que el dolor crezca.
— ¿Por qué tomo estas pastillas? — Mira las cápsulas de color naranja—. Igual con las inyecciones —frunce el ceño debido a que es inusual—. Sé que descuide mi salud demasiado, pero ya me siento mejor —el alfa vuelve a sentarse—. Además, saben feo —hace un pequeño puchero—. Y los brazos me duelen.
—Que aburrido —dice apoyando la barbilla en la palma de su mano—. Es primordial que cumplas con el tratamiento.
Inclina la cabeza, señal de confusión.
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Impredecible © (Kamukoma/Omegaverse) [Primera Temporada] |Terminada|
FanfictionKamukura Izuru quiere comprobar cuál de los, la esperanza o la desesperación, es lo más impredecible para él. Sin embargo, el alfa de larga cabellera oscura se dará cuenta de que lo único impredecible es el amor que siente y recibe por del omega: K...