Impredecible © (Kamukoma/Omegaverse) [Primera Temporada] |Terminada|

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El rojo sigue con detenimiento el cuerpo de su omega, mira como se sienta en la cama, lo escucha bufar, ponerse de pie y caminar de un lado a otro; mientras dice:

—Tienes que hacer algo con él, Izuru —está nervioso—. No voy a dormir tranquilo sabiendo que está en el sótano.

—Que aburrido —está apoyado en la puerta con los brazos cruzados—. Aún así, no puedo matarlo.

El albino gruñe.

— ¿Por qué? 

—Debo torturarlo más —la respuesta es simple, sencilla—. Hacer que sienta absoluta desesperación por todo lo que nos hizo.

Pasa las manos por su esponjoso cabello.

—Es que...ugh —sacude la cabeza, está inquieto—. No lo quiero aquí, Izuru.

—Que aburrido —no desea hablar del tema—. No puedo llevarlo a otro lugar, es mejor si lo tengo vigilado. Solo déjame esto a mí, Nagito.

—P-pero...

Es la primera vez que el azabache no cumple uno de sus berrinches, hace que sienta impotencia; en serio que no tolera la idea de que esté debajo de ellos, encadenado, con heridas abiertas, simplemente le genera asco.

— ¿Acaso no te importa lo que me hizo?

Busca una estrategia.

—Claro que sí. Que aburrido. Por eso mismo haré que ruegue por su muerte.

Frunce el ceño, no comprende, no lo hace, es mejor si no está con vida.

—Nagito —lo llama cuando este ha gruñido con rabia y se ha encerrado en el baño—. Que aburrido.

Camina hasta la cama para acostarse, sabe que tiene que darle su espacio, por más que entienda a Komaeda, no puede simplemente matarlo, no sería divertido. Haiji debe suplicar que lo mate, que termine con su mísera vida.

—Desesperación absoluta —dice con los ojos cerrados y la sonrisa psicópata de el alfa hembra de dos coletas aparece en su mente—. Que aburrido.

La puerta del baño se abre permitiendo dejar a la vista el delgado y apetitoso cuerpo del omega, el cual esta que porta una de sus camisas, la cual le llega hasta las rodillas, avanza hacia la cama sin mirar al azabache, quien nota como está disgustado; se acuesta, dándole la espalda y murmura:

—Buenas noches.

El tono es seco.

Kamukura evita soltar un suspiro, es la primera vez que el albino se comporta de esta  manera tan infantil; es decir, en las otras peleas que han tenido le demostrada una actitud madura, seria y, usualmente, con lógica haciendo que sea prácticamente su error; esta vez es diferente.

—Nagito —lo llama con normalidad—. No puedes estar molesto por algo absurdo.

—No es absurdo —encoge los hombros—. Es que no tiene sentido la razón por la que lo estás teniendo con vida.

— ¿Qué tiene de malo hacer que ruegue por su vida?

Silencio.

—Nagito, no siempre voy a cumplir todos los berrinches que hagas.

El aroma del omega se altera.

— ¡No es berrinche!

Miente. Está con las mejillas rojas.

—Tsk, olvidalo —se tapa hasta la coronilla—. Tengo sueño. Mañana hablamos.

—Tengo cosas que hacer mañana.