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Por acciones como estás es que la confusión y frustración del omega crece cada vez más. No entiende qué es lo que piensa el azabache, primero lo trata mal, le dice palabras hirientes, las cuales hace que acabe llorando; después, lo abraza para mimarlo a su manera.

El albino tiene conocimiento que debe parar, no puede seguir en el mismo círculo vicioso, uno de los dos debe terminar con la extraña relación que han formado, sabe que el contrario no lo hará; por ende, es solo su persona quien debe tomar la difícil decisión, pero cómo hacerlo cuando el aroma del alfa se mezcla con el suyo dándole una forma de ensueño, en como los brazos de Kamukura enrollan su cintura brindándole protección y seguridad haciendo que aquel cálido sentimiento aparezca en su ser.

Cómo tener el valor para darle fin.

Simplemente, no puede.

Debe aceptar el círculo vicioso.

—Habla —escucha la voz de Kamukura en tono sereno.

El sonrojo toma posesión en las pálidas mejillas, hay ocasiones en las que olvida que el alfa tiene todos los talentos, por lo que es sencillo que sepa cuando algo le incomoda, si tiene alguna duda o quiere decir algo, cualquier cosa la Super Esperanza Definitiva de Preparatoria lo nota.

—Na-nada —miente observando el bien tonificado torso—. Solo tengo frío.

El azabache atrae, más, el cuerpo del omega hasta hacer que este ponga su cabeza encima de su pecho, aumenta su calor corporal y tapa ambos cuerpos con la delgada sábana.

—Cuando mientes no me miras.

Encoge los hombros y se sonroja con más intensidad.

—Lo siento, no quise mentirte, pero...

—Es necesario.

Termina la oración entendiendo al suertudo, quien asiente y cierra los ojos por las suaves caricias que la mano del contrario le da en su espalda. Luego de aquella conversación, la cual tuvieron en el sofá, ambos subieron al dormitorio para tener un encuentro carnal, aunque el omega prefiere llamarlo: reconciliación. Y sabe que es estúpido porque no son novios o salientes.

Está como un tomate ante la idea y sonríe sin poder evitarlo.

—Que aburrido —dice al oler las feromonas de felicidad del omega.

—Lo siento —trata de calmarse—. Una basura como yo debe tener un asqueroso olor.

El alfa evita gruñir molesto.

—Que molesto —siente como juega con los mechones de la larga cabellera que posee—. Tu aroma, Komaeda Nagito, es exquisito.

— ¿De verdad? —Mira al rojo con asombro— ¿No le es desagradable al olfato de Kamukura?

Atina a mirarlo con tranquilidad y sabe la respuesta.

—Gracias —besa los labios del azabache con timidez—. Kamukura es amable con una basura como yo —de repente, recuerda algo—. Mhm, Kamukura —alza una ceja intrigado, señal para que continúe—. Eh, pues, hoy Monaka me regaño porque tenía tu aroma —sigue con la misma expresión—. Quisiera saber la razón por la que Kamukura lo hizo.

— ¿Te molesta mi aroma?

Niega frenéticamente con la cabeza.

— ¿Te molesta que esa niña alfa te haya regañado?

—No es....

Calla cuando el alfa ha empujado su cuerpo contra el colchón, se coloca encima suyo y agarra con brusquedad sus muñecas.

Impredecible © (Kamukoma/Omegaverse) [Primera Temporada] |Terminada|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora