Impredecible © (Kamukoma/Omegaverse) [Primera Temporada] |Terminada|

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La expresión del omega refleja seriedad pura, frunce el ceño con molestia, juega con su lengua entre los dientes y mira de reojo a Kamukura, quien está observando fijamente a Naegi Makoto, esto hace que frunza más el ceño y, al propósito, suelta un sonido de queja para ganar la atención de su alfa.

— ¿Sucede algo, Nagito?

—Quiero irme —responde sin dudarlo—. Vámonos, Izuru.

Agarra la mano izquierda del mencionado, acaricia sus nudillos y lo mira esperando.

—Unos minutos más.

Disgustado.

—Debo seguir analizando los próximos movimientos.

Molesto.

—Pero, puedo acompañarte a casa.

Celoso.

Komaeda suelta la mano demostrando que está cabreado, el gris se dirige al omega de cabello castaño, un gruñido se le forma en la garganta y siente una opresión desagradable en el centro del pecho.

—Nagito —sabe que algo está yendo mal— ¿Estás bien?

Asiente bajando la mirada, se da cuenta que es ridículo el que este celoso, Kamukura lo ama, varias veces se lo ha demostrado, no tiene por qué desconfiar. Además, no debe estar preocupado sino encantado, la reencarnación de la esperanza está en la ciudad Towa, puede ver como brilla lo que tanto desea en aquella sonrisa genuina.

—De acuerdo. Vámonos.

Se siente mal.

Es egoísta.

—No, está bien —juega con la cadena—. Lo siento, Izuru.

—No tienes que disculparte —acaricia los cabellos blancos y esto hace que se sonroje—. Debes estar aburrido.

Suelta una pequeña risa, recibe un pequeño beso en los labios haciendo que se ponga más rojo y sonríe como estúpido. Está enamorado, no lo puede evitar. No obstante, el momento se rompa al momento en el cual Naegi levanta la cabeza al sentir como alguien lo ha estado mirando desde hace un buen tiempo, el albino al ver como se sonroja hasta las orejas al haber visto a Kamukura, pues su persona está más alejado del borde del edificio, hace que aprieta las manos en forma de puño y muerda su lengua para no gruñir. Los omega saben cuando otro de su especie está interesado en su pareja, puede verlo en la excitación que desprende el verde, el como pestañea con seducción y la forma en la que sonríe con timidez. Lo peor de esta fastidiosa escena es que Kamukura no hace nada para rechazarlo solo está parado, mirando con aquella expresión de aburrimiento como el asqueroso omega le está coqueteando sin vergüenza alguna.

— ¿Nagito?

Cuestiona al escuchar un gruñido.

—Vámonos —dice tratando de calmarse—. Izuru, vámonos.

Alza una ceja, extrañado al notar que el contrario está de mal humor.

—Necesito dos minu...

— ¡Dije que vámonos! — Levanta la voz con la cara en carmín por la cólera— ¡Ahora!

Al no recibir respuesta, gruñe con fuerza, pisa el suelo, signo de berrinche, y camina hasta la puerta para bajar las escaleras e irse.

—Nagito.

Lo sigue sin dudarlo.

—Nagito —lo agarra del brazo izquierdo— ¿Qué sucede?

No es capaz de decirle la verdad. Es vergonzoso.