Un pesado suspiro se escapa de los labios de Komaeda, pasa ambas manos por el esponjado cabello color nieve, el gris observa de reojo el disco y empieza a jugar con el borde la camisa del alfa, quien está dándose una ducha.
—Pero, qué estoy haciendo.
Murmura frustrado, una parte de su persona quiere descubrir qué hay en ese maldito disco y otra no, pues sabe si lo hace solo generará problemas con su pareja. Sin embargo, para que Togami haya arriesgado su vida, yendo hasta donde está, siendo consciente de que el azabache podía llegar en cualquier momento y matarlo; todo aquello hace que decida verlo debido a que, realmente, el contenido del disco debe ser de suma importancia. Muerde el labio inferior por los nervios al tener que esperar que cargue, da un rápido vistazo a la puerta y ruega a su suerte para que Kamukura tarde con su larga cabellera.
— ¿Eh?
Dice parpadeando con sorpresa al observar como está del otro lado de la pantalla.
—Q-qué...qué es esto...
¿Por qué está en una especie de sótano?
¿Qué hace la presidenta de la clase a su lado?
¿Quién es el chico rubio?
—Enoshima Junko —pronuncia con rabia al reconocerla y esa mano empieza a picar.
No recuerda absolutamente nada. Piensa que tal vez es un vídeo falso, una forma de estrategia para aceptar ir con la Fundación del Futuro.
Espero que tú no pueda ser derrotada por mí y así.
No obstante, es su voz, sin duda es él mismo.
—Debe ser una jodida broma.
La desesperación aparece alrededor del albino, quien no comprende por qué no logra recordar ese momento.
El arma.
Ese chico con la mirada perdida.
Y Kamukura Izuru agarrando el arma para luego…
¡Bang!
El sonido hace que brinque encima de la silla, la garganta está seca, su respiración está demasiada agitada y no deja de repetirse que es mentira todo lo que está viendo.
—I-Izuru —susurra con los ojos cristalinos—. Por qué...por qué...
No entiende, la razón por la que el alfa ha ocultado un tema de suma importancia; es decir, ambos ya se habían conocido, quizás no en la mejor forma, pero, habían tenido contacto, habían, no; el azabache había intercambiado unas cuantas palabras con su persona. No puede creer que aquel día haya estado fingiendo, que haya mostrado indiferencia cuando habían tenido un encuentro fatídico.
La pantalla se pone color de la noche, unas líneas aparecen y estas van mostrando, poco a poco, la escena en la cual la presidenta de la clase, Nanami Chiaki, está tirada en el suelo, a punto de morir; hablando sobre que quiere a sus compañeros de clase, que todavía desea hacer cosas, que...que puede hacer lo que sea, esto último le le está diciendo a su alfa, está que le da esperanza a su alfa.
Una vez más...quisiera...jugar con Hinata-kun videojuegos...una vez más.
El corazón de Komaeda late con tanta fuerza, siente rabia, impotencia, al mirar como la Esperanza Definitiva comienza a llorar por la muerte de la omega de cabellos rosados. Aprieta las manos en forma de puños, se pone de pie y se queda en esa posición.
—Demonios.
Rechina los dientes, cierra los ojos al no querer llorar y da un golpe encima de la mesa.
— ¡Maldita sea!
Se siente humillado, burlado, no puede asimilar el hecho de que el de ojos rojos le ha estado mintiendo todo este tiempo. Le duele, arde, quema, destroza cada parte de lo que pensó que tenían. Respira con profundidad, limpia las lágrimas rebeldes y sale rumbo al dormitorio con paso firme, y seguro.
Escucha cómo las gotas de la ducha caen, sin hacer ruido se dirige al armario, lo abre con lentitud y busca el saco del azabache; sin pensarlo por segunda vez, mete las manos en los varios bolsillos que tiene aquella prenda.
Komaeda siente como algo dentro de su persona se quiebra, su lado omega empieza a deprimirse y saca con las manos temblorosas aquel gancho en forma de una nave.
—N-No...
El gancho se le cae, las lágrimas vuelven a descender por sus mejillas, reprime un sollozo y siente como sus rodillas tocan el suelo.
—No...no...no...
Repite llevando las manos a la parte en la cual se encuentra el corazón y aprieta esta parte con fuerza. El aroma a café hace que tiemble más, apenas escucha como pronuncia su nombre y lo único que puede hacer es llorar.
—Nagito, ¿qué sucede? ¿te duele al...
Calla al ver el gancho al costado del omega, no hace falta analizarlo, entiende por qué está de esa forma, solo se cuestiona: cómo pudo recobrar sus memorias.
Debe hallar la prueba, pero primero tiene que calmar al albino, quien está entrando en una crisis y aquello solo haría que su salud empeore.
—Nagito, déjame explicarte.
Niega.
No quiere oírlo.
—Pequeño omega —se pone a su altura y trata de tocarlo, lo rechaza—. No es nada de lo que estás pensando.
Retrocede.
—Nagito, por favor, cálmate —pide usando el talento del análisis—. Tienes que estar calmado para que puedas entender por qué tuve que callar.
Agarra el gancho y se lo tira.
Lo esquiva sin problema.
—Na...
Vuelve a callar, después que el gris lo ha mirado con una cólera sin igual, es la primera vez que lo observa de esa forma.
No le gusta.
Hace que se sienta mal, pésimo.
Kamukura empieza a ponerse nervioso cuando su análisis ha arrojado que en cualquier minuto, la enfermedad del albino hará que este pierda la conciencia y las probabilidades de que entre en un coma indefinido son altas.
Tiene que encontrar una cura lo más pronto posible; de lo contrario, perderá a Komaeda Nagito para siempre.
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Impredecible © (Kamukoma/Omegaverse) [Primera Temporada] |Terminada|
FanficKamukura Izuru quiere comprobar cuál de los, la esperanza o la desesperación, es lo más impredecible para él. Sin embargo, el alfa de larga cabellera oscura se dará cuenta de que lo único impredecible es el amor que siente y recibe por del omega: K...