El cuerpo delgado, frágil y ya no pálido debido a las mordidas, cae encima del sudoroso pecho del azabache, quien aparta algunos mechones blancos con ternura y acaricia la espalda marcada. La respiración de Komaeda es rápida, agitada, tiene la boca abierta, siente los labios hinchados y el sonrojo se expande hasta las orejas al percatarse como la esencia del contrario empieza a bajar por sus muslos.
Permanecen en silencio, disfrutando la mezcla de aromas y el latir de ambos corazones.
—Nagito —lo llama al saber que está quedándose dormido—. Hay que irnos, pequeño omega.
Recibe un sonido de queja.
—No, estoy cómodo —murmura con lentitud.
—No podemos quedarnos en un sofá de un supermercado.
Ríe pasando la nariz por el pecho.
—Mi celo, aún continúa —informa apoyando la barbilla para mirar al rojo—. Y no quiero traumar más a Monaka.
—Que aburrido —acaricia las mejillas—. Podemos buscar un hotel, otra casa, algún otro lugar.
Infla las mejillas, señal de berrinche.
—Llevemos once rondas, Nagito.
Se sonroja al recordar las posiciones que han hecho, pero se da cuenta de un tema y esto hace que baje la mirada con tristeza.
—Lo siento —el gris se cristaliza—. Debes ser molesto el tener a un omega defectuoso —el celo de Makoto viene a su mente—. Sería mejor si fuera un omega con un celo controlado.
Se aparta del pecho, se sienta a unos cuantos centímetros, la garganta le duele y cierra los ojos para no derramar las lágrimas acumuladas.
—Perdón, Izuru —se siente tan basura—. Perdón por no ser un omega normal.
Gruñe con molestia, no le agrada cuando se auto desprecia, se incorpora sin dudarlo y lo observa fijamente.
—Nagito —agarra ambas manos y las lleva a sus labios para besarlas—. No me importa cómo eres. Te amo. Es lo único que debe interesar.
Aleja las manos, encoge los hombros y traga un sollozo.
—P-pero...Izuru...no soy lindo, mi cuerpo es un asco, delgado y con huesos a la vista...no tengo confianza conmigo mismo...soy una mierda de ser humano...soy un omega defectuoso...ni si...ni siquiera pude darte un cachorro.
Lágrimas descienden sin saberlo.
—No soy digno para estar con alguien como tú...eres la Esperanza Definitiva...eres tan magnífico y-yo...no valgo la pena...no merezco que me ames.
Se derrumba. Tapa el húmedo rostro con las manos y se siente tan miserable, tan inútil. La imagen del omega castaño no deja de reproducirse en su mente, se siente inferior; después de todo, Naegi Makoto, también, es la Esperanza Definitiva. Ambos lo son, ambos pueden brillar tanto, su complemento sería la máxima esperanza para la humanidad. Mientras el abino llora en silencio, Kamukura está analizando el inusual comportamiento, no es de extrañar que algo ha tenido que sucederle para que las inseguridades estén en su persona.
—Nagito —lo llama en tono pausado— ¿Qué ha pasado?
Encoge más los hombros.
—Hace unos minutos estabas diciendo que era tuyo —hace una pausa—. Y, ahora, dices que no quieres que esté contigo.
No dice nada.
No puede. No tiene valor.
—Dime, Nagito, ¿qué ha pasado?
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Impredecible © (Kamukoma/Omegaverse) [Primera Temporada] |Terminada|
Hayran KurguKamukura Izuru quiere comprobar cuál de los, la esperanza o la desesperación, es lo más impredecible para él. Sin embargo, el alfa de larga cabellera oscura se dará cuenta de que lo único impredecible es el amor que siente y recibe por del omega: K...