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Han pasado dos días desde que el suertudo de preparatoria se ha quedado con el azabache.

En este tiempo, no ha pasado nada interesante, Komaeda se ha quedado leyendo o viendo alguna película en el sillón y Kamukura ha estado esparciendo la desesperación en la ciudad Towa con aburrimiento. Para el omega, todavía, es una incógnita descifrar cómo funciona el pensamiento del de ojos rojos, habla poco, de hecho en estos días prácticamente apenas han intercambiado uno que otro comentario, siempre está observándolo y con frecuencia usa la frase: Que aburrido.

Cierra el libro soltando un suspiro de aburrimiento. Otra cosa, es que el alfa le ha traído libros de asesinatos, todos son en cómo descubrir la muerte de X personaje, no entiende por qué; pero no es algo de qué preocuparse.

Los ojos grises observan el lugar lleno de polvo, frunce el ceño, si hay algo que Komaeda odie, no tanto como la desesperación, es la suciedad, no la tolera y hace una mueca de asco. Al ser el tercer día, como dijo Kamukura, puede caminar; aún le molesta el tobillo cuando da unos cuantos pasos, sin embargo, no es grave el dolor. Por lo que, el omega se pone de pie y sube a la segunda planta con lentitud.

Entra a una habitación, abre un cajón de la cómoda y se sonroja al ver el traje, el cual usará.

—El que haya encontrado esto —murmura mirándose en el espejo con el traje—. Realmente, tengo suerte.

Como todas las personas, Komaeda tiene una especie de fetiche y es que al momento de hacer la limpieza tiene que usar un traje de maid; claro que, también, hay otra razón y es que al usar este tipo de traje el suertudo se siente lindo.

El omega limpia la cocina, sala y escalera, lo hace tarareando una canción y con una sonrisa. No sabe por qué su mala suerte no se hace presente cuando limpia, pero es agradable poner hacer algo sin estar a la defensiva. Continúa limpiando el piso de la segunda planta y entra al dormitorio en donde se está quedando para limpiarla, también. No está preocupado por el alfa debido a que este siempre vuelve a las siete de la noche y son las cinco, tiempo suficiente para terminar de limpiar con tranquilidad.

No obstante, Kamukura regresa a aquella casa media hora después, la razón es que un grupo de adultos comenzó a formar una especie de guarida y quiere preguntarle al omega como puede comunicarse con el monokuma blanco debido a que este será de suma importancia para el desarrollo del juego.

Al entrar y no ver al albino en el sillón, sabe que está en la segunda planta y sube a paso lento.

—Que aburrido —menciona caminando hasta el dormitorio en el cual se desprende el aroma a vainilla.

—Para poder conocerte es para lo que he nacido —escucha cómo canta el suertudo y empuja la puerta para entrar.

Quieto.

Estático.

Kamukura no se mueve al ver la escena que tiene delante suyo.

El albino está trapeando el piso, dándole la espalda, la manera en la que se mueve de un lado a otro hace que la falda se ondee con elegancia y le es imposible no bajar la mirada hacia las piernas del omega, las cuales están adornadas con un encaje de color negro.

El azabache siente cómo su lado alfa aúlla de felicidad y se excita, Kamukura está sintiendo, lo que es una excitación; y puede comprobarlo por lo duro que su miembro está apretando sus pantalones.

Y se molesta, se molesta por lo inconsciente que es Komaeda al estar vestido de esa forma sabiendo que en cualquier momento puede aparecer el alfa. El cuadro de una fotografía se cae, Komaeda suelta un suspiro y se arrodilla para recogerlo. Los ojos rojos se ponen oscuros cuando ven las bragas negras alrededor del trasero del albino.

Impredecible © (Kamukoma/Omegaverse) [Primera Temporada] |Terminada|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora