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Corre, corre y corre.

Trata de alcanzarlo, pero es imposible con cada paso que da Kamukura Izuru se aleja de su persona.

Grita, lo llama, pero no consigue ninguna respuesta.

Cae de rodillas al haber tropezado, la cabellera negra se vuelve menos visible con cada segundo que pasa, siente como alguien jala la manga de su chaqueta y al levantar la mirada se topa con sigo mismo.

Es Komaeda Nagito.

Es su yo pequeño.

—Todos nos dejan, oni-chan —dice el niño de cinco años—. Vicchan nos dejó, mamá y papá igual —el cachorro mira al hombre de ojos rojos—. Él, también, lo hizo.

Niega con la cabeza.

—No los quiere —señala el vientre del mayor—. Nos quiere.

El negro se expande en el círculo blanco.

—Papá nos abandonó.

Oscuridad.

— ¿Mamá seguirá el mismo camino?

Todo es consumido por la desesperación.

—Todos se van al final.

Y no queda nada.

— ¡KOMAEDA!

Despierta de golpe al haber escuchado como gritan su nombre, la boca del omega busca oxígeno, el corazón le late con tanta rapidez que siente que en cualquier momento le dará un infarto, una mano lo ayuda a sentarse, cierra los ojos por unos breves segundos y está sudando debido a la pesadilla, la cual tuvo minutos atrás.

Las palabras de Kamukura comienzan a tener sentido para el albino, quien está agarrando sin saberlo la mano libre del contrario con demasiada fuerza.

—Calma, Nagito —escucha regresando de a poco a la realidad—. Estás a salvo. Estás conmigo —reconoce el café y busca su calor—. Te quiero, pequeño omega. No tengas miedo.

Limpia las lágrimas en el polo del alfa.

—I-Izu... —la garganta le arde es como si hubiera estado gritando—,...qué...qué pasó.

—Tuviste una pesadilla —lo abraza con dulzura—. Gritabas y llorabas —desprende feromonas de calma—. Nagito, no voy a dejarte.

Solloza asintiendo y se aferra más al azabache.

—Ya, pequeño omega —besa la alborotada cabellera blanca—. Todo estará bien, debes estar tranquilo por el cachorro.

Se tensa y el alfa lo nota.

—Nagito, por qué dudas.

El tono sale amargo.

— ¿No quieres tenerlo?

Encoge los hombros, se separa un poco y muerde el labio inferior con fuerza.

—Responde —exige analizándolo—. Responde, Nagito.

—No sé —dice con rapidez y temor—. Tengo miedo, Izuru. Estoy asustado, mi...mi talento....mi suerte....la mala —la voz se le quiebra— ¿Y si me lo quita?

—No, no pienses en eso, pequeño omega —besa las mejillas en carmín—. Voy a protegerlos. Lo prometo. Vamos a tener a nuestra manada.

—Izuru —se abalanza haciendo que caigan en el colchón—. Perdón....soy una basura por.....perdóname....por favor, pero…

Lo calla con un tierno beso.

—Mi omega —sigue besandolo, está vez más profundo.

Komaeda jadea al sentir las manos del alfa acariciando sus piernas, se acomoda quedando encima de este, un gemido se le escapa cuando ha apretado sus nalgas, ambas lenguas combaten por el control y el omega sonríe entre beso al momento que Kamukura está jugando con el borde de su ropa interior. Sin embargo, el ceño se le frunce al sentir el conocido malestar del vómito, con rapidez entra al baño, se pone de rodillas frente al inodoro y deja que el vómito salga, pequeñas lágrimas se forman alrededor del gris, lloriquea al sentirse pésimo y tira de la palanca cuando ha terminado.

—Izuru, vete —dice al ver de reojo la figura del mencionado—. No quiero que me veas así…, doy asco.

—Que aburrido —avanza con precaución—. Llevas a nuestro cachorro, por qué debería darme asco.

Guarda silencio y limpia el resto del vómito de sus labios.

—Perdón…, no creo que podré —se avergüenza al recordar lo que iban hacer—. Izuru, perdón, no volverá a pasar. Trataré que estos malestares no interrumpan nuestros…, nuestros momentos.

—No lo hacen —el tono es firme como seguro—. Más bien, nos darán nuevos momentos. No tengo problema en esperar hasta que te sientas bien —acaricia los cabellos blancos—. Además, los omegas se vuelven muy hormonales en el cuarto o quinto mes, estaré ansioso por hacerte mío.

Se pone rojo hasta las orejas.

—Ven, pequeño omega —ayuda a que se ponga de pie—. Debes dormir temprano, ahora.

Komaeda sonríe con cariño, realmente el azabache está siendo muy atento y amoroso con su persona, está comportándose como un novio, un alfa y un padre. Todo eso solo ocasiona que lo ame con mayor intensidad y tiene miedo de que sea algo malo para Kamukura, pues se ha percatado de una cosa, el rojo no muestra aburrimiento ni falta de interés; al contrario, están llenos de vida, se cuestiona si eso no está yendo en contra de quién es la Esperanza Definitiva de Preparatoria, es decir, ¿eso no creará repercusiones en el alfa?

—Izuru —lo llama, luego de haberse lavado los dientes y este hace un sonido para que continúe— ¿Aún quieres las IA?

Desconoce la razón por la cual le ha preguntado eso. Tal vez, sea porque en todo este tiempo, el alfa solo ha mencionado los planes para el futuro y en ningún momento ha tocado el tema de las IA, lo cual es extraño porque el motivo de que Kamukura esté en la ciudad Towa es por ella.

—No, Nagito —dice tapando ambos cuerpos con las sábanas—. Lo único que me importa, ahora, es salir de esta ciudad.

Se avergüenza.

— ¿En serio? Pero.....quiero decir que no hay problema si vamos por las IA primero y luego...

Gruñe.

Le molesta recordarla.

—La esperanza y desesperación son aburridas —menciona con su típico tono—. Siempre van a estar peleando, luchando por querer demostrar quién es mejor —le da un pequeño beso—. He contratado un sentimiento, el cual los domina y es tan impredecible.

— ¿Cuál?

—Por primera vez, no lo sé —es sincero—. Está en mí, sin embargo, no consigo descubrir qué sentimiento sea, no encuentro el nombre.

Entiende.

Komaeda entiende con claridad.

—No obstante, se hace presente cuando estoy contigo, Komaeda Nagito —hace una breve pausa—. Es agradable, demasiado a decir verdad, hace que me sienta con vida —el alfa se da cuenta que ha hablado sin analizar la situación—. Es tan impredecible.

El Suertudo Definitivo de Preparatoria besa al azabache con suavidad y ternura, le sonríe mientras acaricia una de sus mejillas y coloca la cabeza encima de su pecho.

—Buenas noches, Izuru —murmura sintiendo los ojos pesados—. Te amo.

Y Kamukura tiene la necesidad de responder con las mismas últimas palabras.

Impredecible © (Kamukoma/Omegaverse) [Primera Temporada] |Terminada|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora