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Seriedad.

El rostro de Komaeda refleja absoluta seriedad, frunce el ceño con molestia al escuchar las palabras de la hermana menor de Naegi Mokoto, arruga la nariz con asco cuando el gris se ha posado en el asqueroso alfa y gira sobre los talones para empezar a caminar rumbo a la salida. A unos cuantos pasos detrás de su persona, la Esperanza Definitiva de Preparatoria lo sigue con prudencia, chasquea la lengua con más fastidio al darse cuenta de algo y el ceño se le frunce más cuando se pone a su costado.

—No es bueno que estés de mal humor, Nagito.

Decide ignorarlo y apresura el paso.

No quiere hablar con él.

No en estos momentos.

—Que aburrido —murmura soltando un suspiro—. Sabes que no podía decirte cómo iba a terminar.

Suelta un bufido, mira con cólera al azabache por encima de su hombro y sigue el recorrido.

—Nagito —lo llama con algo de brusquedad—. No seas inmaduro.

El mencionado rueda los ojos, sacude la cabeza, no puede creer que le haya ocultado el hecho de que sabía cómo iba a acabar el juego, está molesto y decepcionado; pensó que Kamukura no iba a guardarse las cosas para sí, que iba a compartirlas con su persona porque son novios, pareja, están unidos por la marca. Le duele mucho y el contrario se siente culpable, no es que le haya querido ocultar el resultado del juego porque no confía en el omega, lo hizo debido a que este tenía mucha esperanza con el final, no quería arruinar esa esperanza.

—Suéltame —dice el albino, luego de que lo ha agarrado del brazo—. No quiero hablar contigo.

Komaeda comienza a bajar las escaleras con rapidez.

El miedo se apodera del alfa cuando su análisis ha arrojado una terrible consecuencia ante la acción del de ojos grises.

Los pies del Suertudo Definitivo se enredan con la cadena, pierde el control de su cuerpo, el cual se impulsa hacia adelante y abre los ojos, asustado, cuando observa el piso con mas cerca.

— ¡MIERDA! ¡KOMAEDA!

Apenas escucha como Kamukura le grita.

El aire vuelve a los pulmones del albino, después que ha sentido como lo jalan con demasiada fuerza de la cadena, su nariz choca con el pecho del de ojos rojos, sus manos aprietan el saco y el cuerpo empieza a temblar por el miedo.

— ¡ESTÁS LOCO! ¡CÓMO SE TE OCURRE CORRER! ¡TE DIJE LA OTRA VEZ QUE NO LO HICIERAS!

Le grita y gruñe alto, pero la rabia desaparece al escuchar los sollozos seguido del llanto de su pareja.

—Joder, Nagito —lo abraza transmitiendo seguridad y protección—. No vuelvas a hacerlo.

Asiente, mientras se aferra más al saco.

—Te quiero mucho, pequeño omega —esconde el rostro en el pálido cuello—. No soportaría que algo malo les pase.

El llanto se hace más fuerte, no ha dejado de temblar y envuelve los brazos alrededor de su vientre.

—I....Izuru —hipea varias veces—. Perdón....¡Perdón! ¡Soy una basura!...¡Casi...casi.....nuestro cachorro...

—No, no, no —besa la cabellera blanca—. El cachorro está bien, tú estás bien —limpia las lágrimas de las mejillas sonrojadas—. Tranquilo, cálmate, Nagito.

Respira con profundidad.

—Pe...perdón —sorbe la nariz—. Perdóname, Izuru...., por favor.

Impredecible © (Kamukoma/Omegaverse) [Primera Temporada] |Terminada|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora