Impredecible © (Kamukoma/Omegaverse) [Primera Temporada] |Terminada|

20

Los llantos han sido calmados, la respiración no es tan agitada como antes, los ojos le arden y los suaves hipeos que suelta hace que Kamukura apriete los labios con fuerza. La culpa no se ha ido, realmente no quiso hacerlo llorar, es lo último que haría, no puede creer que se dejó llevar por la arrogancia al tratar de demostrar algo que no tenía que ser demostrado.

Debe analizar una forma de engañar a ese omega asqueroso para no entregar a Komaeda, tiene que estudiar todas las posibilidades, no tiene que cometer ningún error. Al notar que el contrario está calmado por completo, decide que es momento de revelar la verdad, sabe que se molestara y bastante, probablemente llegue a odiarlo, lo que hizo no merece el perdón.

—La Fundación del Futuro —hace que el omega preste atención—. Ellos están aquí —recuerda un símbolo en uno de los uniformes de los soldados betas—. Están detrás de nosotros, quieren capturarnos y llevarnos a su base para encerrarnos, hacer que paguemos por la desesperación que hemos traído —analiza el futuro—. Sin embargo, el líder, un omega, sabe que no tienen ninguna oportunidad en tenerme.

El suertudo de preparatoria se aleja un poco para poder aclarar las ideas, mira al alfa sin poder creer lo que está diciendo.

La Fundación del Futuro ha empezado a capturar a los remitentes de la desesperación, cuestiona si sus demás compañeros siguen libres o no.

—Al parecer nos vieron —continúa con serenidad—. El omega líder intuyó que la única forma de capturarme es que me entregue a voluntad.

—Pero, no lo harás —dice sorbiendo la nariz—. No tienes por qué hacerlo.

—No, no tengo por qué —repite con sus palabras—. O eso creía.

El omega frunce el ceño debido a la confusión.

—El omega amenazó con capturarte, dijo que no me resistirá si te tiene.

— ¿Qué tengo que ver en eso? ¿Por qué no lo harías?

La mano del alfa busca la del contrario y hace que ambas se entrelazan, el albino se sonroja y mira el rojo con intriga.

—Porque tienes control sobre mí, Nagito.

El sonrojo se expande por toda su rostro, aparta la mano y desvía la mirada para negar.

—Eso-eso no es cierto —murmura sintiendo como el corazón palpita con rapidez—. Ese omega está equivocado.

—Pensé igual —dice Kamukura en tono pausado—. Por eso, hicimos un trato.

Deja de pensar en la posibilidad respecto a que es importante para el azabache.

— ¿Trato? ¿Qué clase de trato?

Tiene un mal presentimiento sobre aquello.

—El omega dijo que si no comprobaba sobre que tienes influencia sobre mí —hace una pausa para buscar una mentira—. Me entregaría —decide que es mejor ocultarle una parte del trato—. Y que si, en realidad, no tienes efecto en mí, ellos se irían.

Kamukura no le explica el porqué del aroma y marca, sabe que el albino es lo suficientemente listo como para descubrirlo por su cuenta.

Y así es.

El de ojos grises comienza a desprender feromonas de rabia, no puede, simplemente, no puede creer que Kamukura se dejó hacer aquellas dos cosas a cambio de un absurdo experimento.

Molesto, está muy molesto.

—Cómo...cómo pudiste —quiere llorar, pero de cólera— ¡Cómo pudiste!